3 Maneras de pensar sobre Dios y el dolor

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Un pastor aprende rápidamente que si es parte de una iglesia, incluso por un corto periodo de tiempo, constantemente caminará con personas a través del dolor. El sufrimiento nunca está lejos de un pastor. A través de prueba y error, él aprende (algunos de nosotros lentamente) qué decir y qué no decir. No hay respuestas fáciles. Las fórmulas generalmente funcionan solo en el papel, no en las personas.

He aprendido que el pastorear personas por medio del sufrimiento y el dolor requiere más amor que experiencia pastoral, y muchas veces el amor llega a través del tiempo. Muchas veces he estado listo con la respuesta a una pregunta que alguien no tenía. Esto no es amor. Sin hablar por otros pastores novatos, ese impulso por lo general proviene de querer ser el Salvador del dolor, en lugar de ser aquel que participa en él.

Pero con frecuencia, las preguntas difíciles finalmente llegan. Por lo general, no es la primera vez que se acercan a mí. Suele ocurrir después de que yo he sido lento para hablar y ellos han podido sentir que mi corazón está quebrantado como el de ellos. Según mi experiencia, cuando las personas vienen a los pastores con respecto a su sufrimiento y dolor, ellos vienen con preguntas. Sin embargo, por lo general ellos vienen después de saber que su pastor les ama; que es lento para hablar y que es rápido para llorar con los que lloran.

Cuando las preguntas vienen, está claro que no todos atraviesan el dolor de la misma manera. No existe una sola buena respuesta para las preguntas acerca de Dios y el sufrimiento. Las personas son complejas, y los caminos de Dios también. Nuestras respuestas deberían reflejar esa realidad.

Sin embargo, he encontrado tres categorías de pensamiento sobre Dios y el dolor que han sido de gran ayuda mientras hablo con diferentes personas en mi iglesia que han sido despedidos de su trabajo, se han enterado de la infidelidad de su esposa, han perdido a su cónyuge, o han sufrido infertilidad. Estas tres perspectivas diferentes nos ayudan a envolver nuestras mentes en Romanos 8, que enseña que de alguna manera Dios obra todas las cosas –ya sea el dolor o la alegría, la espada o la comodidad– para nuestro bien.

Digo «categoría» porque, de nuevo, no hay respuestas fáciles para el dolor. Cada situación de dolor es diferente, y cada persona lo enfrenta de manera diferente. Así que, utiliza estas categorías de manera flexible y con tanto amor y ternura como sea posible.

La respuesta ‘jazz’

Uno de mis artistas favoritos de jazz es Dave Brubeck, y una de mis canciones favoritas de él es «Blue Rondo a la Turk», con sus ritmos contundentes e improvisaciones. En su mayor parte, las improvisaciones de piano de Dave Brubeck y del saxo alto de Paul Desmond se pueden prever. Pero más adelante en la canción, las improvisaciones se vuelven menos y menos predecibles. Los cambios son bruscos, y el estado anímico se desplaza a un ritmo más rápido mientras la canción se acerca al final. Lo que es agradable al principio puede ser doloroso cerca del fin. Es doloroso, porque uno no sabe muy bien cómo escuchar, la canción te pone tenso, no se puede simplemente relajarse como se podía hacer desde el principio. Tu malestar es todo en lo que puedes pensar.

Ese tipo de dolor es común hasta que llegas a conocer al artista, no sólo la canción. Y cuando empiezas a conocer al artista, puedes empezar a ver que cuando un artista hace algo que no esperas, él está tratando de llamar tu atención. Cuando comienzas a conocer al artista, puedes levantar la cabeza de tu incomodidad para ver lo que está haciendo.

Del mismo modo, la creación de Dios con frecuencia sigue un ritmo en general: si obedeces la sabiduría de los Proverbios, recibirás el fruto de una vida fiel. Si eres tardo para hablar, le darás la espalda a la ira. Si te humillas, serás exaltado.  Si trabajas duro, tus graneros estarán llenos. Si encaminas a tus hijos en el conocimiento del Señor, no se apartarán de él. Hay improvisaciones, pero pueden ser anticipadas.

Sin embargo, algunas improvisaciones son menos predecibles. Los piadosos son atacados, y la bolsa de valores colapsa por igual a justos e injustos. Estos cambios nos desconciertan y solo podemos pensar en nuestra incomodidad.

El dolor nos consume hasta que llegamos a conocer a Dios. Empezamos a ver que cuando Dios hace algo dolorosamente inesperado es porque nos está mostrando algo. Cuanto más llegas a conocer a Dios y sus caminos, más empezarás a levantar la cabeza de tu malestar para centrarse en lo que Él está haciendo. Él nos está cambiando. Él nos está haciendo más como Jesús: manso y humilde.  Y normalmente, por la milésima vez que nos lleva a un cierto grado de dolor, podemos empezar a decir con el apóstol Pablo: «Su gracia es suficiente.»

La respuesta de ‘padre’

Vivimos en un viejo apartamento en la ciudad de Nueva York, que cuando la temperatura desciende hasta cierto punto, encienden la calefacción. No se puede ajustar el calor para adaptarse a tu comodidad: siempre está encendido. Puede estar a 5 grados bajo cero por fuera pero tendremos las ventanas abiertas, porque la calefacción está que arde.

La calefacción engaña la mente de nuestra hija menor. Ella suele pensar, ‘si estoy sudando por dentro, entonces no necesito un abrigo cuando voy afuera en una temperatura de bajo 5 grados’. Afortunadamente, yo tengo un poco más de experiencia y sabiduría que nuestro hija de 4 años, y ella siempre sale con un abrigo.

Si bien es cierto que tengo más sabiduría que mi hija, ¿no es posible que Dios, que conoce todas las cosas perfecta y completamente, podría tener mayor sabiduría sobre lo que podría ser bueno para mí, incluso si parece malo desde mi punto de vista? Yo soy limitado en mi ámbito de conocimiento y comprensión en todas las cosas. Dios no lo es.

No solo Dios me supera en conocimiento, sino también en bondad. Él es un mejor padre de lo que yo soy para mi hija (lea Lucas 11). Él todo lo sabe, todo lo puede y es totalmente bueno. No recuerdo quién lo dijo primero, pero si supieras todo lo que Dios sabe, le pedirías por todo lo que te iba a dar.

Así que cuando llegue el dolor, recuerda que proviene de un Padre que conoce el resultado de ese dolor. Él ha formado la prueba para tu bien. Y como dijo John Newton, Él ha bebido la copa de la ira sin diluir por nosotros para que todo lo malo en este mundo sea para para nuestro bien.

La respuesta del ‘amor’

En el tiempo en que Pablo estaba escribiendo a los cristianos de Roma y de Filipo acerca de su sufrimiento y el de ellos, muchos asumían que si sufrías, era que los dioses estaban enfadados contigo. Pero en nuestros días, si pasamos por dolor y sufrimiento, muchos suponen que a los dioses no les importa.

Para los cristianos, ninguna de estas respuesta dice la verdad. Dios no es ajeno a tu dolor. El himno moderno «Satisfecho en Ti (Salmo 42)» lo describe a la perfección:

Tú eres el que creó las olas.
Y Tu hijo fue a sufrir en mi lugar.
Y fue para demostrarme que seguro estoy.

Dios creó a la estela y envió a su Hijo para ser consumido por ella para que la estela nunca nos pueda destruir. Como John Newton dice una vez más: «Lo mejor es creer que una porción diaria de consuelo y de cruces, cada una de ellas la más portable en nuestro caso, es ajustada y designada por la mano que una vez fue clavado en la cruz por nosotros». La participación de Dios en nuestro dolor descarta la ira y las actitudes distantes.

Ninguna de estas respuestas nos da razones de nuestro dolor. Job nunca se enteró de la conversación celestial entre Dios y Satanás que trajo su dolor, y raramente nos enteraremos cómo un dolor en particular lleva a nuestro bien. Pero Jesús nos promete que sí lo hace, y se desangró para que podemos creer todas sus promesas.

Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/3-maneras-de-pensar-sobre-dios-y-el-dolor

 


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