Cuando llaman falso maestro a tu pastor

Este artículo está dirigido a la iglesia, y en particular a mis hermanos cristianos a quienes su pastor o quizá su predicador favorito ha sido calificado como un falso maestro. Quisiera exhortarles a tener una postura correcta, y darles algunas pautas acerca de cómo reaccionar en circunstancias tan complicadas como estas.

Es natural que seamos sensibles cuando escuchamos críticas hacia nuestros líderes. Seguramente nuestra primera reacción será resistencia ante ese tipo de acusaciones o calificativos, sobre todo cuando no se hacen bien. Esto es parte del sentimiento de fidelidad que debe primar para con nuestros hermanos y compañeros de milicia. A la vez, debemos cuidarnos de que tales sentimientos no nos nublen de poder aprender de la crítica.
El lugar de la advertencia

Soy consciente que muchas de las formas en las que se denuncia el error carecen de gracia y seriedad. La mofa, la crítica no sustentada, la arrogancia, y el espíritu conflictivo no contribuyen en nada. El mismo apóstol Pedro decía que incluso para defender la fe debemos hacerlo con mansedumbre y reverencia (1 Ped. 3:15), y esto es algo que falta bastante en el clima virtual actual.

Sin embargo también hay ministerios y siervos del Señor que, lejos de una actitud hipercrítica, presentan sus argumentos con responsabilidad y claridad. Muchos pastores consideran importante advertir a las ovejas del peligro que representa un falso maestro y sus enseñanzas, y lo hacen de una manera bíblica y piadosa. Esto es deber de todo buen pastor. La instrucción bíblica incluye advertir contra el error, como lo hicieron los apóstoles. Juan denunció a Diótefres (3 Jn. 1:9), y Pablo a Himeneo y Fileto (2 Tim. 2:16-17). Este aspecto del ministerio cristiano está presentado en varias cartas del Nuevo Testamento. 2 Pedro y Judas son muestra de la importancia de denunciar el error y a los falsos maestros. Aquí un ejemplo:

“Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida”, 2 Pedro 2:1-3.

Los Diótefres y los Himeneos de nuestra generación están dentro de la iglesia. Los falsos maestros todavía siguen estando en medio de nosotros. Eso ya lo sabemos. La cuestión es si los seguidores de estos líderes lo entienden así. Lo triste sería que alguien sea un seguidor de un Diótrefes o una oveja de Himeneo y no esté apercibido.

Cómo responder a la crítica

Si tu pastor o predicador favorito ha sido calificado como falso maestro, una actitud bíblica debería contemplar al menos estos tres aspectos:

  • 1. Considera los argumentos. Por lo general, nuestra primera reacción cuando alguien nos confronta es cuestionar o resistir. No nos gusta ser confrontados ni tampoco que nos digan que estamos en error. Esa es nuestra naturaleza. Santiago decía: “Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira” (Stg. 1:19). Antes de airarte y de incomodarte, escucha los argumentos. Si la denuncia viene de forma escrita, lee con detenimiento y objetividad. Esta es una regla general: escucha los argumentos de la otra parte antes de responder o descartar. Si escuchas a un líder referirse a tu predicador favorito o a tu pastor, o si lees alguna publicación, presta atención y considera lo que dicen. No quiere decir que coincides con ellos en todo, pero no debes descartar algo sin antes considerar los argumentos presentados.
  • 2. Corrobora los argumentos. Compara lo que ellos dicen y confróntalo con la Palabra. El cristiano debe tener una perspectiva bíblica de la vida y del mundo en que vive. No podemos tomar la típica postura infantil de quien cierra los ojos y se tapa los oídos para no ver ni escuchar lo que le desagrada. Nuestro compromiso debe ser con la verdad bíblica y no con las preferencias personales. Debemos ser leales a Dios antes que a los hombres. Nuestra reacción debe reflejar el espíritu de los creyentes de Berea, quienes verificaban con las Escrituras todo lo que escuchaban (Hch. 17).
  • 3. Ora. Pídele al Señor que te ayude. Necesitamos sabiduría, y los cristianos podemos pedírsela a Dios. (Stg. 1:5). Pídele que su Espíritu ilumine tu mente y te guíe para que puedas ser objetivo. Pídele al Señor que te conceda valentía para enfrentar la verdad, sea cual sea. Que seas gobernado por su Palabra, y tus convicciones sean un reflejo de ello. Si entiendes que tu pastor o predicador favorito no está enseñando la verdad, pídele al Señor respecto a los pasos que debes seguir. Esto puede ser algo difícil y se puede convertir en una carga, pero debemos recordar que a los creyentes se nos anima a echar todas nuestras cargas al Señor, (1 Ped. 5:7) porque Él tiene cuidado de nosotros.

Un llamado a ser sabios

Nunca es sabio defender ciegamente a nadie. Eso de “poner las manos al fuego” por otros no es una práctica sensata si tomamos en cuenta que somos pecadores. Peor aún, sería un peligro y un gran pecado defender ciegamente a un predicador que no honra la verdad.

Tampoco es válido decir “no eres nadie para juzgar”. Si hablamos de un líder, la Iglesia está llamada a evaluar sus frutos. Juzgar es la única manera para determinar si un pastor permanece irreprensible. Los creyentes sí estamos llamados a juzgar con justo juicio (Jn. 7:24).

Digamos que luego de considerar los argumentos presentados, de confrontarlos con la Palabra y orar, concluyes que no hay razones para considerar como falso maestro a tu pastor o predicador favorito. Entonces lo que deberías hacer es procurar crecer en el conocimiento de tu fe. Como creyente, eres responsable de estar siempre creciendo en la comprensión de la Palabra de Dios. Necesitas un entendimiento claro y profundo del evangelio. Sé un diligente estudiante de la Escrituras. Esfuérzate por conocer tu fe. Y, muy posiblemente lo mejor será que ni siquiera trates de responder a las acusaciones. Deja que el Señor se encargue de cuidar el nombre de sus siervos.

Si tu predicador favorito enseña algo que es contrario a las Escrituras, entonces debes prestar atención y no dejar pasar esto por alto. Sé honesto. Será complicado si se trata de tu pastor, pero sería irresponsable ignorarlo; tienes una responsabilidad ante Dios, la responsabilidad de juzgar por la Palabra. No minimices el poder de la mentira, porque si la verdad bíblica es necesaria para la salud espiritual de la iglesia, el error, en contraste, es agente de enfermedad espiritual. Debes tener en cuenta que en cuestiones espirituales, el error puede ser muy peligroso por sus implicaciones eternas.

No tengas temor. No estás solo. Cristo prometió estar con nosotros y guiarnos. La verdad nos sana y da vida eterna. La verdad salva y santifica. Ya decía nuestro líder: “Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn. 8:32).

Escrito por Gerson Morey
Gerson Morey es pastor en la Iglesia Día de Adoración en la ciudad de Davie en el Sur de la Florida y autor del blog cristiano El Teclado de Gerson. Está casado con Aidee y tienen tres hijos, Christopher, Denilson y Johanan. Puedes encontrarlo en Twitter: @gersonmorey.
 
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Fuente: https://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/cuando-llaman-falso-maestro-a-tu-pastor

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