El poder del evangelio para una era secular

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El evangelio ha sido, es y siempre será poderoso en todas las culturas, incluyendo nuestra era secular.

A través del evangelio, Dios continúa tornando antagonistas en sus hijos, y por medio del evangelio, Él todavía forma comunidades que muestran y despliegan las realidades de su gracia. De hecho, esta transformación impulsada por el evangelio, ​llevará en su tiempo a una vida de santidad y amor cautivante.

El evangelio estaba en acción en el contexto diverso del primer siglo de Pablo, y el evangelio sigue en acción en nuestros contextos múltiples del siglo XXI. Pero Pablo deja claro que el evangelio es más que datos históricos sobre Jesús. Incluso, si todos aceptan cada dato —que Jesús vivió, murió, resucitó, y apareció a una amplia gama de testigos válidos— eso por sí solo no significaría que todos creen el evangelio en el sentido que las Escrituras definen ese término.

Por lo tanto, la lista de Pablo de los hechos históricos de la muerte de Cristo en 1 Corintios 15:3-5 incluye la pequeña pero significativa frase “por nuestros pecados”. La inclusión de “por nuestros pecados” llama la atención a la naturaleza teológica inherente del evangelio. El apóstol está recalcando que la muerte de Cristo es central en su obra de salvación, sobre todo declarando que la muerte de Cristo es una muerte expiatoria (cf. Rom. 3:21-26).

A través de su correspondencia a Corinto, Pablo explica que el evangelio es la buena noticia para una historia bíblica ya existente, centrada en la persona y la obra salvadora de Jesús. El mensaje explota con poder a través de la obra de Cristo y el Espíritu. Tal poder se puede ver más claramente en la conversión de los pecadores y el establecimiento de la comunidad de Jesús: la iglesia.

La iglesia da testimonio de Dios y su poder a través de la fiel proclamación del evangelio, así como la demostración que da la comunidad de unidad, santidad y amor.

Poder en los débiles

Además, Dios ha elegido “no muchos” poderosos o sabios, pero principalmente los que son débiles e insignificantes (1 Cor. 1:26). Al hacerlo, Él socavó toda jactancia humana y puso en relieve su poder y sabiduría. Debido a esto, Pablo piensa, que sería absurdo basar sus prácticas ministeriales en el poder y sabiduría humanas. Sin embargo, su ministerio fluye de la confianza en el evangelio imparable de Dios. Clinton Arnold explica:

Pablo se esforzó en cimentar la fe de sus conversos en Dios y su poder. Sin embargo, los cristianos de Corinto, se vieron tentados a ser más impresionados con la forma y el estilo de la predicación…más que el contenido del mensaje. Por lo tanto, Pablo los llama a centrarse en el contenido de la predicación, Jesucristo, y éste crucificado, y la demostración del poder del Espíritu en su predicación que es evidente en las vidas transformadas de los conversos.

Estos creyentes no eran naturalmente sabios o poderosos o nobles (1:26). De hecho, ellos fueron considerados como débiles, tontos, y menospreciados (1: 27-28). Sin embargo, eran los objetos escogidos de la gracia eficaz de Dios. Por lo tanto, la real y evidente prueba del poder de Dios “recae en los mismos corintios y su propia experiencia del Espíritu, ya que respondieron al mensaje del evangelio.”

El poder del evangelio se demuestra en la conversión de los corintios, por lo que es igualmente demostrado en la propia iglesia. La obra salvadora de Cristo define la naturaleza de su nueva comunidad, su vida exige una comunidad de amor y santidad, su muerte los redime a ser parte de su pueblo, y su resurrección inaugura una comunidad en la actualidad (aunque parcialmente) viviendo en la realidad del reino de Dios.

El evangelio hecho visible

Viviendo la realidad del reino de Dios inaugurado, esta nueva comunidad de Jesús vocaliza y encarna la buena noticia y su poder. La iglesia no es un conjunto de individuos que ocasionalmente se congregan, sino una entidad empoderada por el evangelio llamada a salir del mundo e integrarse en comunión para la misión evangélica. Del mismo modo que una parte individual de un cuerpo humano no puede visitar a una prostituta sin todo el cuerpo estar presente, así también un miembro individual del cuerpo de la iglesia no vive para sí mismo. El cuerpo es un todo orgánico, una entidad corporativa.

Por lo tanto, 1 Corintios 6 nos recuerda que una comunidad evangélica, marcada por la unidad, la santidad, y el amor, se distingue así misma de la sociedad que la rodea y sus normas. Una comunidad evangélica sigue una ética superior, una enraizada en el carácter y la verdad de Dios, e insta a sus miembros a vivir esta ética, haciéndolos responsables a esta y ayudandoles a encontrar maneras de encarnarla.

En 1 Corintios 13, Pablo nos recuerda que la comunidad evangélica es particularmente distinguida de la sociedad que lo rodea por el amor-su genuino deseo por el bien de los demás y la priorización práctica diaria del bien de los demás, incluso a expensas de agendas personales y los valores culturales. Aunque las formas de amor son tan amplias como los contextos, Pablo demuestra que el amor desea el bien de los demás y se da a sí mismo por otros

Y una comunidad evangélica marcada por tal amor es en sí misma una apologética del evangelio, ya que demuestra las metas del evangelio (reconciliación, nueva vida, nueva humanidad, etc.), así como su poder vivificante. Como tal, la iglesia es “el evangelio hecho visible”, una nuevo despliegue por el cual el reinado de Dios ha comenzado. No es de extrañar que Francis Schaeffer se refirió al amor de la iglesia como la “apologética final.”

La audacia del evangelio

Cuanto más estamos marcados por la unidad, santidad y amor, más nuestras vidas pueden pintar hábilmente la imagen de cómo la vida debe ser, y cuanto más nuestra comunidad contracultural del reino puede efectuar el cambio en otros y en la sociedad en general como la sal y la luz (Mat. 5:3-16).

Estas realidades del evangelio sostienen nuestra confianza en todas las situaciones, y estas realidades sostienen nuestra confianza en una era secular porque Cristo ha vencido el mayor desafío, el pecado y la muerte (1 Cor. 15). Todo lo demás es insignificante en comparación.

Escrito por Christopher Morgan & Greg Cochran
Christopher Morgan sirve como profesor de teología y decano de la Escuela de Ministerios Cristianos en la Universidad Bautista de California en Riverside. Greg Cochran es director del programa de Licenciatura en teología aplicada en la Escuela de Ministerios Cristianos en la Universidad Bautista de California. Él escribe ampliamente sobre la persecución de los cristianos.
 
Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/el-poder-del-evangelio-para-una-era-secular

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