Los tres componentes del matrimonio

 
¿Qué hace que un matrimonio sea conforme al diseño de Dios? ¿Cómo se ve la unión que Dios espera que tengan el esposo y la esposa? Para conocer las respuestas a estas preguntas, necesitamos ver lo que Dios ha hablado.

En este sentido, Génesis 2:24 es un texto crucial: “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. De este pasaje de las Escrituras, podemos derivar los tres componentes que constituyen un matrimonio.

1. El hombre dejará a su padre y a su madre

El punto cero de un matrimonio comienza aquí: los hijos dejando a los padres. El verdadero matrimonio bíblico es una unión entre un hombre y una mujer; no entre tres personas o más personas (incluyendo a suegros).

Dios diseñó que su bendición a los hijos vendría a través de los padres. Aun si nuestros padres no son creyentes, debemos honrarlos en todo lo que no sea pecado (Ef. 6:1-3). Pero en el matrimonio, el esposo y la esposa salen, con la bendición de Dios, de la autoridad natural que Él dio a sus padres.

Esto es importante en la generación actual. No importa cuán independiente sea un hijo, cuan distante físicamente sea, o si económicamente ya puede hacer su propia vida, el matrimonio es el único proceso que desliga la autoridad de los padres sobre el hijo. Mientras esa persona no esté casada, aunque él no lo vea así, debe vivir bajo la autoridad de los padres. Por eso, cuando un padre entrega a su hija a su futuro esposo, está delegando autoridad. Es algo simbólico, pero representa una realidad tanto espiritual como social.

2. El hombre se unirá a su mujer

En el matrimonio se crea una unión que antes no existía. El esposo y la esposa ahora forman una unidad al mismo nivel de autoridad. Dios, de una manera misteriosa, ahora trata más directamente con ellos, sin la mediación de la autoridad de sus padres.

Esto es difícil de entender, pero ocurre en todo matrimonio: dos personas ahora se unen y Dios trabaja con ellos directamente de nuevas maneras.

Este nivel de unión en el matrimonio consiste en un pacto. Casarse es un compromiso sin vuelta atrás. Como pastores, padres, e iglesia, estamos testificando que creemos eso cuando celebramos una boda. Se trata de un milagro, porque tiene que ver con la creación de Dios, haciendo a dos personas el uno para el otro en un proyecto que comenzó en la eternidad.

En la unión matrimonial hay un pacto, un reconocimiento, y un compromiso. Pero hay más.

3. Serán una sola carne

Casarse no se trata de solo dejar a los padres y hacer un pacto, sino que además se trata de reflejar la unidad que el matrimonio representa.

La unión matrimonial es más que un pacto: es una unión en una sola carne. El clímax de esa “sola carne” es la unión espiritual, que es lo que corona a un verdadero matrimonio. En la aritmética espiritual del matrimonio, 1+1=1.

La referencia en el texto a “una sola carne” obviamente incluye el acto físico sexual. Pero para Moisés – y para los escritores del Nuevo Testamento que citan este pasaje– es una imagen de algo más profundo que el acto físico. Es una unidad física, emocional, y espiritual.

La fundición física que ocurre entre los cuerpos en una pareja de esposos debe ocurrir en cada aspecto de la relación. En el matrimonio, todo se mezcla: se mezclan sus cuerpos, almas, espíritus, pensamientos, sueños, caminos, vidas, y llamados de Dios. La suma de todo lo que eres se fusiona con tu cónyuge. Dios ha diseñado este misterio.

Una imagen de algo mucho más grande

Con esto, puedo proponer que hay tres niveles de unidad en el matrimonio. El primero consiste en dejar a los padres. La mayoría de las personas hacen eso, y es fácil. El segundo es un nivel de pacto; es una declaración, un reconocimiento. Pero el tercer nivel es un proceso de unión progresiva que conduce a una relación espiritual.

Esto significa que Dios no diseñó tu matrimonio para que opere correctamente si solo estás unido en lo físico a tu cónyuge, o en lo emocional. Para que una pareja opere en el diseño de Dios, debe estar unida en lo espiritual, y así representar mejor una imagen de la relación entre Jesús y su iglesia (Ef. 5:22-32).

El reto para nosotros es, ¿cómo tomar nuestra relación, y con la ayuda de Dios, llevarla al próximo nivel? ¿Cómo disponer nuestros corazones para que el sello inequívoco de nuestra unidad sea nuestra unión espiritual?

La clave está en buscar el rostro de Dios para que Él pueda unirnos. Tengo la convicción de que eso puede marcar toda la diferencia en nuestros matrimonios. Él nos hizo, Él nos llamó, Él nos perdonó y nos perdona, y Él es nuestro sustento.

Escrito por Luis Méndez
El pastor Luis sirve como consejero pastoral desde hace más de una década. Fue el director Pastoral del Ministerio Hispano de la iglesia Bethlehem, en Minnesota (Estados Unidos), hasta entrar recientemente al cuerpo pastoral de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, República Dominicana. Puedes encontrarlo en Twitter: @luisdvilma.
 
Fuente: https://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/los-tres-componentes-del-matrimonio

 
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