Somos los hijos de Dios

 
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16). “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo” (Hebreos 10:15).

Te puedes preguntar, “¿Qué es lo que atestigua el Espíritu Santo? El siguiente versículo nos lo dice: “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré” (Hebreos 10:16). En términos sencillos, el Espíritu Santo es testigo de un derramamiento de misericordia sobre esta generación de los últimos días.

“Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad…El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo” (1 Juan 5:6,10). El Espíritu Santo da testimonio de todo el obrar y el moverse de Dios, para prepararnos para lo que Él está por hacer. En este momento, Su Iglesia está siendo despertada de nuevo, mostrándonos que un soberano mover del Espíritu Santo debe venir. De entre estas densas tinieblas, el Espíritu va a levantar a Cristo y atraer multitudes hacia Él.

También estamos experimentando un tiempo de oscuridad en la Iglesia. Algunas denominaciones están de acuerdo con matrimonios entre personas del mismo sexo y una generación entera se está apartando de Dios. Sin embargo, en estas horas tan oscuras, el Espíritu Santo está despertando a todo aquél que Le busca. Si estás caminando en el Espíritu, has oído el mismo testimonio del Espíritu. Este es: La hora que de la oscuridad del hombre es la hora del derramamiento del Espíritu Santo. Siempre ha sido de esta manera; y así será ahora.

En esta hora de malas noticias, el Espíritu está atestiguando buenas noticias: “¡He reservado el mejor vino para el final!”

Escrito por David Wilkerson
Fue fundador y pastor principal de la Iglesia de Times Square, en Nueva York, y de las organizaciones cristianas Teen Challenge («Desafío Juvenil») y World Challenge, Inc. («Desafío Mundial»). Quizás más conocido por sus primeros años de ministerio Dedicado a jóvenes drogadictos y pandilleros en la ciudad de Nueva York, tal como fue publicado en su best-seller «La Cruz y el Puñal».
 
Fuente: https://worldchallenge.org/node/18101

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