¿Qué pensar en medio del sufrimiento?

QUÉ-PENSAR-EN-MEDIO-DEL-SUFRIMIENTO---José-Mercado

 

Tenemos una tendencia a huir del sufrimiento. Los adelantos tecnológicos y médicos han ayudado a prevenir muchos de los males que eran comunes hace tan solo 200 años. Nuestra sociedad siente como derecho propio el tener salud, vivir largas vidas y no experimentar mayores problemas. En cambio, DA Carson sugiere en su libro “Hasta Cuándo Señor” que un creyente no debe preguntarse si va a sufrir o no; más bien debe preguntarse cuándo va sufrir.

Vivimos en un mundo caído, donde cada uno de nosotros experimentaremos los efectos de la caída por medio del sufrimiento, ya sea en forma de una enfermedad, la pérdida de un ser querido, relaciones rotas, dificultades financieras, o de alguna otra manera. Dado que todos tendremos que enfrentar la realidad del sufrimiento, necesitamos tener una perspectiva bíblica de cómo caminar estas temporadas para la gloria a Dios. Debemos prepararnos para que las verdades del evangelio nos sostengan en estos momentos difíciles.

    Sufrimiento verdadero

En un mundo donde gran parte de la población tiene acceso a comodidades, debemos tener una perspectiva correcta de lo que es el sufrimiento. Comúnmente existe una idea equivocada al respecto, y llamamos sufrimientos a nuestras inconveniencias. Por ejemplo, “que mi auto no enciende”, “que no consigo una casa cerca de mi trabajo”, “que la televisión no se ve bien” y cosas similares constituyen más bien inconveniencias que sufrimientos.

Los sufrimientos son aspectos que experimentamos por causa del pecado en el mundo. Enfermedades crónicas; dificultades en las relaciones; la muerte de un ser querido; la persistente rebelión de un hijo; falta de recursos para proveer a las necesidades básicas; maltrato; abandono. Estos son sufrimientos verdaderamente, y todos los hemos experimentado.

    Consecuencia de la caída

Como ya mencionamos, todo sufrimiento es consecuencia de la caída. Vivimos en un mundo donde experimentamos los resultados del pecado del hombre. Cada tipo de sufrimiento en alguna forma nos debe recordar el pecado y por consiguiente ayudarnos a mirar más fijamente a la cruz y a nuestra necesidad de redención. Nuestro enemigo no está en las circunstancias,  sino en el pecado y su efecto dañino que puede tener en nuestra alma. En medio del sufrimiento,  nuestra tendencia es querer que este desaparezca. Sin embargo, durante este proceso lo más importante es  velar por nuestras almas y así evitar desviarnos hacia la influencia del pecado.

Debemos tener claro que aunque el Reino se está estableciendo, todavía no está completamente establecido. Las promesas de “no más enfermedad, no más dolor, no más llanto” (Apocalipsis 21)  son para cuando se establezca la Nueva Jerusalén. No obstante, muchos creyentes tienen una escatología sobre-desarrollada que, sumada a la tendencia de “visualizar” de la Nueva Era que se ha infiltrado con el evangelio de la prosperidad, ha llevado a muchos a creer que los efectos de la caída deben ser revertidos ahora si “declaramos” lo suficiente. Sí: los sufrimientos terminarán. Todos y cada uno de ellos. Pero será el día en que Jesús vuelva por su pueblo.

    Oramos con fe

La Biblia tiene un patrón de oraciones donde se nos muestra que debemos orar sometidos a la voluntad de Dios. Por lo tanto, no debemos tratar de manipular a Dios con nuestras oraciones. Al mismo tiempo, tenemos que cuidarnos de no ir al otro extremo y no tener fe en Dios cuando estemos orando.

En nuestras peticiones debemos mantener la expectativa de que Dios sí desea bendecir a sus hijos. La parábola de la viuda (Lucas 18) y La parábola del amigo importuno (Lucas 11) nos muestran una imagen de orar persistentemente por peticiones, y deben ser de ánimo para nosotros orar con fe en el Señor. Por consiguiente, nos sometemos a la voluntad de Dios cuando oramos, y sin embargo esto no debe ser impedimento para también orar por sanidad, provisión o alivio de personas con dichas necesidades. Sabemos que Dios es capaz de hacer milagros y que desea mostrar su poder. Pero así como Dios quiere mostrar su gloria por medio de sus milagros, también anhela glorificarse en que sus santos perseveren durante las pruebas.

    Nuestro enemigo en el sufrimiento

Los Salmos nos muestran en múltiples ocasiones, que uno de los principales problemas del creyente durante el sufrimiento es que primeramente nos entregamos a nuestras emociones en lugar de a la verdad del evangelio. En el sufrimiento nos sentimos solos y olvidamos que Dios nunca se aparta de nuestro lado. Además, sentimos que Dios no nos ama y olvidamos su gran muestra de amor para con nosotros al morir por nuestros pecados. Nos olvidamos del evangelio. El salmista siempre sale de esta condición de ceguera a ver la luz por medio de mirar las misericordias de Dios. El Salmo 13 es una muestra de cómo podemos procesar el sufrimiento:

(1) ¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu rostro?
(2)¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma,
Teniendo pesar en mi corazón todo el día?
(3) ¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí?
Considera y respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío;
Ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño de la muerte;
(4) No sea que mi enemigo diga:“Lo he vencido ;”
Y mis adversarios se regocijen cuando yo sea sacudido.
(5) Pero yo en Tu misericordia he confiado;
Mi corazón se regocijará en Tu salvación.
(6) Cantaré al SEÑOR,
Porque me ha llenado de bienes.

Observamos que el salmista no está en negación. Él clama a Dios por alivio, pero también, como vemos en el verso 3 y 4, pide fuerzas para darle gloria a Él en medio del sufrimiento. Es importante tener esta doble perspectiva; solicitamos alivio, pero también pedimos piedad para reflejar la gloria de Dios en medio de la prueba. Al final vemos que el salmista se ampara en verdades que son eternas y que no cambian (versos 5 y 6).  Tus enemigos pueden parecer que están ganando o tu cuerpo puede desgastarse, sin embargo, la misericordia de Dios nunca cambia. Este salmo nos enseña que el motivo de nuestra alabanza está en la promesa eterna y no en el alivio temporal.

    Dios es mejor

El Salmo 73 muestra al salmista en medio del sufrimiento y como éste al experimentar la presencia de Dios, cambia su perspectiva de envidiar al impío a una de estar satisfecho en Dios.  Al final de este salmo vemos que no envidia a los impíos sino que anhela a Dios.

 “Mas para mí, estar cerca de Dios es mi bien;

en Dios el Señor he puesto mi refugio,

para contar todas tus obras”, Salmo 73:28.

Lamentablemente, es común que en medio del sufrimiento olvidemos mostrarles a quien sufre, con amor y paciencia, que Dios es mejor que todo lo que esa persona pueda desear en el momento de la prueba. Él es el más glorioso, el que más satisface y a quien más necesitamos en todo tiempo. No está mal el desear alivio y consuelo en medio del sufrimiento. Sin embargo, querer conocer más a Dios y ser más como Cristo es mejor, porque Él es mejor.

Debemos prepararnos para el sufrimiento. La mejor forma para hacerlo es creyendo y experimentando el hecho de que Dios es mejor que todo. Su gloria y resplandor es aquello que necesitamos. Cuando nos satisfacemos en Él en medio de la abundancia o del sufrimiento, le damos sentido a las circunstancias, porque al final Él se lleva la gloria y vivir para su gloria le da sentido al sufrimiento. Solo podemos sufrir con esa esperanza cuando vemos cómo nuestro Salvador sufrió por nosotros para que no seamos esclavos de nuestros anhelos, sino para que vivamos para darle honor al que honor merece.

“El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?… Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre”, Romanos 8:32Romanos 8:32
Spanish: Biblia Reina Valera - revisión de 1995 - RVR95

32 El que no escatimóf ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?g
11:36.


Escrito por José Mercado, oriundo de Puerto Rico. Renunció a su carrera de consultoría en el año 2006 para ingresar al colegio de pastores de Sovereign Grace Ministries. Es el pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland. Está casado con Kathy Mercado y es padre de Joey y Janelle.

Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/que-pensar-en-medio-del-sufrimiento


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