¿Cómo empezar el año?

como empezar el año

Un nuevo año comienza mirando al futuro con muchos desafíos, metas y objetivos por cumplir, pero al mismo tiempo nos paramos mirando al pasado viendo de no cometer los mismos errores de tiempo atrás y tratar de evitar que los fracasos se atraviesen en nuestras vidas.

Pero antes que los días avancen de este nuevo año y se presente con retos y decisiones que no estaban en nuestro planes, sería bueno que consideráramos una serie de consejos, que nos será de ayuda para permanecer cerca de Dios y no dejarnos desalentar ante la adversidad, evitando el fracaso.

Identidad en Dios.
Tenemos que tener en mente quienes somos en Cristo. Nosotros tenemos identidad en Cristo, porque ya no somos esclavos ni estamos sujetos a las pasiones de este mundo, sino que somos una nueva criatura (2° Corintios 5.17), somos hijos de Él (Juan 1.12-13) y somos libres como así también siervo de Él (Romanos 6.18).

Comunión diaria con Dios
Por más que tengamos miles de planes en el día y todos sean con buenos fines, para ser de bendición a otros. Es necesario que esa comunión con Dios sea alimente día tras día. Es común que las actividades carguen nuestras agendas y puedan afanar nuestra mente. Pero ¿qué podemos dar, si no hemos recibido primeramente? “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” Juan 15.5 .Dios es nuestra fuente de agua viva, y siempre tendremos sed de Él.

Propósito en la vida
El caminar por caminar, no nos llevara a ningún puerto seguro. Tan solo mantendrá a la deriva y a fin de año sentiremos que no hemos logrado nada. Por eso debemos establecer cuál es nuestro norte, saber para que hemos sido llamado y poner todas nuestras fuerzas en acercarnos cada día, un poco más a ese llamado que Dios ha puesto a nuestra vida. Todo esto no permitirá identificar en donde estamos parados y hacia dónde vamos, cómo vamos a llegar y que decisiones tendremos que tomar.

Meta claras y concretas
Sí, fijar metas bien claras y que puedan llegar a concretarse, si son en periodos de corto plazo, mucho mejor. Para no desganarse al notar que las metas a largo plazos, no fueron tan realistas o tan fáciles de concretar, y poder sentir esa sensación de seguir avanzando y creciendo en este año.
Estas metas pueden ser establecidas en distintas áreas de nuestras vidas, ya sea en el ámbito espiritual, familia, amistades, trabajo, estudio, etc.

Mentores
Nuestro crecimiento espiritual y personal, muchas veces se debe a las personas que nos rodean. Si bien Dios es nuestro mayor mentor, también es importante contar con amistades o personas de mayor experiencia a las cuales podamos acudir a compartir nuestras inquietudes. Esto se relaciona con el concepto de Zona de desarrollo próximo: es la distancia entre el nivel de desarrollo efectivo del aprendiz (aquello que es capaz de hacer por sí solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello que sería capaz de hacer con la ayuda de una persona con mayor experiencia o un compañero más capaz).

Actividades placenteras
Poder apartar tiempo de nuestras semanas, para pequeñas actividades fuera de nuestra rutina, nos ayudara a mantener alejado del afán y el estrés que genera los constantes compromisos. Ya sea desde practicar un deporte, salir a caminar o tan solo disfrutar de pequeños y sencillos placeres diarios nos ayudara a no mantener nuestra mente preocupada.

Pensamientos negativos
Debemos dejar aquellos pensamientos negativos o de melancolía, que en vez de ayudarnos con nuestro crecimiento espiritual y personal, nos detiene y nos aleja de toda meta o propósito que nos hemos establecidos. Las pequeñas zorras siempre cumplirán su cometido si las dejamos actuar. “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor.” Cantares 2.15.

Consejos para evitar el fracaso:

Siempre tener en mente, que siempre hay cosas que nos harán desviarnos de nuestros objetivos, Por ello recalcamos que la comunión estrecha con Dios, nos guiará a no alejarnos y nos mostrará aquellas cosas que nos distrae o hacen que nuestro camino se desvié. “Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen.” Salmos 17.5.

Podemos equivocarnos y fracasar en más de una oportunidad, pero debemos comprender que fracasar no es el fin, que eso forma parte de la vida. Quizás lleve sus consecuencias, pero que esos obstáculos, podamos tomarlos como desafíos para crecer. El fracaso total es tal, si así lo permitimos, por eso en cada fracaso encontremos la posibilidad de aprendizaje. Para no tomar nuevamente ese camino, y no repetirlo de algún otro modo.

El sufrimiento y dolor son parte de la vida, y en muchas ocasiones no lo podremos evitar. Si buscamos caminos alternativos al dolor, quizás esto solo retrasara la llegada del mismo, pero no lo impedirá. Quizás el padecer el dolor, nos llevara a un proceso de aprendizaje en el cual deberemos aprender. Por lo cual, no nos dejemos cegar por las situaciones negativas y aprendamos en cada paso de ese periodo.

Conocer cuales son nuestras fortalezas-habilidades practicarlas y/o desarrollarlas a diario, y entender que nuestras inhabilidades-debilidades muchas veces pueden ser superadas con esfuerzo. (Desarrollo personal-individual).

Establecer prioridades, nuestras agendas pueden llegar a estar saturadas en muchas ocasiones, y será necesario darnos cuenta que no podremos hacer absolutamente todo, por ello sería bueno que a cada actividad que se deba realizar, se deba establecer prioridades, sobre qué es lo más importante teniendo él cuenta el contexto, la meta y lo que Dios quiere para nuestras vidas. Tenemos que ser conscientes de que siempre habrá urgencias en nuestras vidas, pero no por ello descuidaremos totalmente nuestras metas o el llamado que Dios ha puesto en nuestras vidas. Nunca lo urgente debe desenfocarnos de la nuestra prioridad.

No depender de otras personas para lograr nuestras metas. Si bien tener alguien que nos ayude y acompañe para alcanzar nuestras metas, no podemos dejar que las personas se vuelvan indispensables para poder alcanzar nuestros objetivos. Ya que el día que no se encuentren por alguna “X” razón, demorarán el cumplimiento de las metas o nunca las lograrás.

Bajo ninguna condición mantengas una posición de comodidad, sino desafíate permanentemente a crecer y aprender. La comodidad puede llevarnos en muchas ocasiones a adormecernos tanto en el nivel personal como el espiritual. Recordemos que las cosas no suceden si tan solo nos quedamos esperando que se hagan solas. Si Dios ha puesto un llamado o nos ha dado un sueño y por ello hemos establecido metas y objetivos, debemos ponernos de pie, y trabajar para cumplirlas y alcanzarlas. Trabaja como si todo dependiera de ti, pero ora como si todo dependiera de Dios.

En resumen

Si tenemos bien en claro quiénes somos, a donde vamos y que quiere Dios de nosotros, tenemos gran parte del camino resuelto. Confiemos de que Dios ha de guiarnos en todo tiempo, sin tener la necesidad de afanarnos por lo que vendrá. Si estamos en Su perfecta voluntad, contamos con la fortaleza divina para superar cualquier obstáculo. Así que involucra todo tu ser (espíritu, alma y cuerpo) para cumplir nuestro propósito y llegar a un fin de año en victoria, habiendo crecido cada día.

Escrito por SISD

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