¿Cómo será el cielo?

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Cuando estaba en el seminario estaba convencido que uno de mis profesores, altamente estudiado, tenía la respuesta a cualquier pregunta teológica. Recuerdo que estaba tan asombrado de él que un día, con gran expectativa, le pregunté: “¿Cómo es el cielo?”. ¡Le pregunté como si él hubiera estado ahí y me pudiera dar un reporte de primera mano! Por supuesto, me dirigió de inmediato a los últimos dos capítulos del Nuevo Testamento, Apocalipsis 21 y 22, en los cuales obtenemos una imagen visual extensiva de cómo es el cielo. Algunos lo menosprecian al considerarlo mero simbolismo, pero debemos recordar que los símbolos en el Nuevo Testamento apuntan a una realidad más profunda y grandiosa que lo que describen por ellos mismos.

Es ahí donde leemos de las calles de oro y de los tesoros de joyas que adornan la Nueva Jerusalén que desciende del cielo. En la descripción de la Nueva Jerusalén escuchamos que no hay sol o luna, no hay estrellas, porque la luz que radia de la presencia de Dios y de su Ungido es suficiente para iluminar el lugar entero por medio del resplandor de su gloria. Se nos dice que no hay muerte, no hay dolor, y que Dios enjugará toda lágrima de su pueblo.

Recuerdo de niño tener esa tierna experiencia (no fácilmente accesible a los adultos) en la cual me rasguñaba la rodilla, o algo saldría mal, y lloraría e iría a mi casa, y mi madre se agacharía a secar las lágrimas de mis ojos. Recibía una gran consolación de ese gesto. Pero por supuesto, cuando mi madre secaba mis lágrimas, siempre había una oportunidad de que al día siguiente llorara de nuevo. Pero en el cielo, cuando Dios seque las lágrimas de los ojos de su pueblo, esa será el final de las lágrimas: no habrá más lágrimas después de eso.

Así, el cielo es descrito como un lugar de completa felicidad que está lleno de la radiante majestad y gloria de Dios, donde el pueblo de Dios ha sido santificado, donde la justicia ha sido cumplida, y donde su pueblo ha sido vindicado. No hay más muerte, no más enfermedades, no más tristeza, no más sufrimientos, no más odio, no más maldad. Y hay una experiencia de sanidad en ese lugar. Y ese es solo un vistazo, pero es suficiente para crear una gran expectativa.

Escrito por Angelique Pirela
R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation.
 
Fuente: http://entaconadas.co/aunque-ella-no-lo-quiso-termino-siendo-la-amante/

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