¿Cuándo una iglesia deja de ser iglesia?

¿Cuándo una iglesia deja de ser iglesia? Esta pregunta ha generado diversas respuestas a lo largo de la historia, dependiendo de la perspectiva y evaluación de diferentes grupos. Aunque no existe una interpretación rígida sobre lo que constituye una iglesia verdadera, en la ortodoxia cristiana clásica han surgido estándares que definen el cristianismo «católico» o universal. Este se enfoca en las verdades esenciales expresadas en los credos del primer milenio y compartidas por prácticamente todas las denominaciones cristianas en la historia. Así, hay al menos dos formas en que un grupo religioso puede dejar de cumplir con los estándares de ser una iglesia.

‪La primera ocurre cuando caen en la apostasía. Esto sucede cuando una iglesia abandona sus amarres históricos, desecha su posición confesional y niega abiertamente las verdades cristianas esenciales, o tolera ampliamente la negación de tales verdades.

Otra prueba de apostasía se manifiesta a nivel moral. Una iglesia se convierte en apóstata de facto cuando sanciona y fomenta pecados graves. Esto se puede observar en ciertos sistemas denominacionales controversiales, como el episcopalismo y presbiterianismo tradicionales, que se apartaron de sus bases confesionales históricas, así como su posición confesional sobre cuestiones éticas básicas. (Nota del editor: Estas denominaciones han apoyado el matrimonio homosexual y aun permitido la ordenación de homosexuales hombres y mujeres).

Es crucial diferenciar la caída de una iglesia a la apostasía de aquellos grupos que nunca alcanzaron el estatus de una iglesia viable. De manura particular, nos referimos a las sectas heréticas. Aquí una vez más no encontramos ninguna definición rígida universal sobre lo que constituye una secta. El término tiene más de un significado o denotación. Por ejemplo, todas las iglesias que practican ritos y rituales tienen en su núcleo una preocupación por su “cultus” o “culto”. El “cultus” es el cuerpo organizado de la adoración que se encuentra en cualquier iglesia. Sin embargo, esta dimensión puede ser distorsionada a tal grado que el uso del término “culto” es aplicado en su sentido peyorativo. Por ejemplo, el diccionario puede definir el término “culto” como una religión que es considerada falsa, poco ortodoxa, o extremista. Cuando hablamos de cultos en este sentido, lo que viene a la mente son las distorsiones radicales en grupos marginales, como el fenómeno de Jonestown. Allí un grupo de devotos se sometieron a su líder megalómano, Jim Jones, e ilustraron su devoción a tal grado que voluntariamente se sometieron a la orden de Jones de suicidarse. Esto muestra el comportamiento extremista de las sectas.

Vale la pena notar que casi cualquier compendio que trata con la historia de las sectas incluirá dentro de sus estudios las grandes masas de la religión, tales como los mormones y testigos de Jehová. Sin embargo, el tamaño y la permanencia de estos grupos tienden a darles más credibilidad al paso del tiempo y a medida que más gente se asocia con sus creencias. Cuando miramos a grupos, tales como los mormones y los testigos de Jehová, encontramos elementos de verdad en sus confesiones. Sin embargo, al mismo tiempo, expresan claras negaciones de lo que históricamente podrían ser consideradas verdades esenciales de la fe cristiana. Esto ciertamente incluye su descarada negación de la deidad de Cristo. Los testigos de Jehová y los mormones tienen esta negación en común. Aunque ambos colocan a Jesús en algún tipo de posición exaltada en sus respectivos credos, Él no alcanza el nivel de deidad. Los dos grupos consideran a Cristo una criatura exaltada. Siguiendo la línea de pensamiento del antiguo hereje Arrio, los mormones y testigos de Jehová sostienen que el Nuevo Testamento no enseña la deidad de Cristo; más bien, ellos argumentan que enseña que Él es el primogénito exaltado de toda la creación. Dicen que Él es la primera criatura hecha por Dios, a quien luego se le dio poder superior y autoridad sobre el resto de la creación. Aunque Jesús es exaltado en tal cristología, todavía está muy lejos de la ortodoxia cristiana que confiesa la deidad de Cristo. Los pasajes en el Nuevo Testamento que se refieren a Jesús como siendo “engendrado” y “el primogénito de la creación” se utilizan incorrectamente para justificar esta definición de Cristo como criatura.

En los tres primeros siglos de la historia cristiana, el pasaje bíblico que dominó la reflexión sobre la comprensión de Cristo en la iglesia fue el prólogo del Evangelio de Juan. Este prólogo afirma que Cristo es el “Logos”, o la Palabra eterna de Dios. Juan declara en su Evangelio que el Logos estaba “con Dios en el principio, y era Dios”. Este “con Dios” sugiere una distinción entre el Logos y Dios, pero la identificación por el verbo que une “era” indica una identidad entre el Logos y Dios. La forma en que los mormones y los testigos de Jehová y otros grupos niegan esta verdad es por la substitución del artículo determinado en el texto por el artículo indeterminado, lo que hace que el Logos sea “un dios”. Con el fin de forzar esta interpretación del texto, uno debe afirmar previamente alguna forma el politeísmo. Tal politeísmo es totalmente ajeno a la teología judeocristiana, donde la deidad se entiende en términos monoteístas.

Conclusión

La amenaza de las distorsiones sectarias es algo con lo que la iglesia luchará en cada generación y época. También es vital entender que incluso las iglesias legítimas pueden albergar prácticas que reflejan comportamientos sectarios. Las sectas pueden surgir dentro de las estructuras de ciertas iglesias, como se ve en casos donde la ortodoxia es sacrificada por la devoción a los ídolos.

Escrito por ​Kevin Halloran
Kevin Halloran trabaja con Leadership Resources International en el equipo de América Latina entrenando pastores cómo predicar la palabra de Dios con el corazón de Dios. Puedes seguirle a Kevin en Twitter .
 
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