Cuatro Oraciones Que Cambiaron el Mundo


A lo largo de la historia, los fieles seguidores de Jesús han elevado continuamente los clamores de su corazón al Padre, gritando contra la injusticia, actuando como voz de los sin voz e intercediendo desinteresadamente por aquellos que lo necesitan.

Estas pequeñas oraciones bien podrían haberse sentido como gotas en el océano para quienes las oraron, pero hay algunas oraciones que tuvieron un impacto que resuena a lo largo de las generaciones, inspira a otros en su caminar con Dios y llevó a revoluciones del movimiento del Espíritu en todo el mundo. Como escribió Oswald Chambers: «La oración no nos equipa para obras más grandes, la oración es la obra más grande».

Recordar y orar estas oraciones no solo fortalece nuestra fe, sino que nos recuerda que somos parte de la historia de Dios a lo largo de los años. Aquí hay solo algunas de las oraciones más poderosas de la historia.

1. La Oración de William Tyndale por el Rey de Inglaterra

William Tyndale creía apasionadamente que todos en Inglaterra —desde el Rey hasta el sirviente— deberían tener acceso a la Biblia. Un erudito que podía hablar hebreo y griego, fue una de las primeras personas en luchar activamente por la libertad para que las masas leyeran la Biblia por sí mismas, para que la Palabra de Dios les hablara personalmente en lugar de a través de la voz del sacerdote local.

Tyndale desafió apasionadamente la reticencia de la iglesia para proporcionar copias en inglés de la Biblia, y la institución eventualmente se cansó y lo condenó a muerte. Justo antes de que las autoridades lo mataran, Tyndale exclamó ante las multitudes reunidas: «¡Señor, abre los ojos del Rey de Inglaterra!» La oración de Tyndale finalmente se concedió, trayendo la presencia de la Palabra de Dios a casi todos los hogares del país.

2. La Oración de Martin Luther King Jr. por la Iglesia

La oración fue un componente central de la vida de Martin Luther King. Firme creyente en la justicia de Dios, su búsqueda de la igualdad es casi sin igual en la historia moderna. Impulsado por su fe en Jesús, King sabía que cualquier mal que este mundo le arrojara, tenía esperanza en un Dios que era más grande.

Su oración por la Iglesia es un clamor por la igualdad, un clamor por la unidad y un llamado al discipulado. Reconoció el papel que la iglesia tenía que desempeñar no solo en la campaña por los derechos civiles, sino en la necesidad desesperada de que el mundo se uniera en torno a la esperanza de Jesús. Su deseo de que «nos regocijemos en una sola banda común de humanidad en el reinado de nuestro Señor» es uno atemporal, y uno que no solo llama a la sociedad a amarse unos a otros sino también a la Iglesia a hacerlo también. «Humildemente confesamos que no te hemos amado con nuestros corazones, almas y mentes, y no hemos amado a nuestro prójimo como Cristo nos amó»

3. La Oración ‘Hazlo de Todos Modos’ de Madre Teresa

Se piensa ampliamente que las palabras de la oración «Hazlo de Todos Modos» de Madre Teresa estaban escritas en la pared de su pequeña habitación en Calcuta. Su oración rezuma amor por Dios y amor por Su pueblo. Rara vez la sociedad ha visto a alguien tan entregado a la causa y al bienestar de los demás como Madre Teresa.

Esta oración encapsula en pocas líneas el corazón de Madre Teresa. Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran. Trátalos bien. Ámalos independientemente de cómo te traten. Si te frustran e irritan, ámalos más. Y recuerda, al final del día, no vale la pena preocuparse por cómo te ve el mundo, pero sí vale la pena preocuparse por cómo te ve Dios. Vive para Él.

4. La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní

La oración de Jesús justo antes de ser crucificado es una de las oraciones más desgarradoras pero alentadoras, dolorosas pero dignas de alabanza que jamás se hayan hecho. El Hijo de Dios sabe lo que tiene que sucederle para traernos a todos a la relación con el Padre. Arrodillado en el suelo, ruega a Su Padre que aleje la copa de sufrimiento si hay alguna posibilidad.

Pero Él sabe lo que tiene que suceder. «Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras». Esa oración muestra la obediencia de Jesús hasta la muerte que nos devolvió la relación con Dios, y es una oración que innumerables cristianos han rezado desde entonces. Es una oración de completa entrega, una oración de total rendición. Es una oración peligrosa, pero una que abre el camino a la vida eterna con el Padre. A través de lágrimas y dolor, Jesús hace esta oración, y a través de lágrimas y dolor, nosotros la oramos hoy también la decimos en medio del dolor y las dificultades.

 
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