El presente artículo está orientado a aquellos jóvenes y señoritas cristianos que están de novios, enamorados o “pololos» (chilenismo utilizado para referirse a una relación de pareja) y que están pensando a largo plazo, me refiero a una relación duradera, para toda la vida. Personas que ya terminaron sus estudios universitarios o están trabajando y que ahora enfrentan un nuevo reto: ¿Me casaré algún día? ¿con quién? ¿como sabré si él o ella es la persona que Dios tiene para mí? ¿y que pasa si me quedo solo/a? Preguntas que nuestros jóvenes se hacen y que a más de un alma tienen atormentada. Y es que una relación de pareja duradera -me refiero al matrimonio-, no es algo que deba tomarse a la ligera, más bien requiere seriedad, reflexión, oración y asesoría. Pero también este artículo puede ser de utilidad a jóvenes más tiernos de edad con una madurez emocional tal que saben que el “pololeo» no es juego. Aunque también el presente escrito puede ser de utilidad para jóvenes que no están en ninguna relación amorosa por diferentes motivos pero que tienen preguntas que aquí serán respondidas.
Así las cosas, pensando en los muchos jóvenes con los que me he encontrado en mis seminarios es que presento estas sencillas líneas con aportes propios y también de autores que he investigado. Por eso crees que este artículo es de ayuda léelo y compártelo. De todas maneras hay suficiente documentos en la web al respecto, pero recuerda este axioma universal: “La información, sin formación produce deformación”. Mi objetivo no sólo es informarte, sino también formarte.
La presente nota ha resultado bastante extensa, te animo a darte el tiempo para leer. Puedes hacerlo todo de una vez o de manera pausada, lo importante es que leas.
La sociedad de hoy ha cambiado y mucho. Son varios los temas que actualmente se han relativizado, uno de ellos el matrimonio. Es común encontrar parejas que pudiendo casarse no lo hacen, ¿por qué? La respuesta es casi al unísono: “estamos probando para ver si esto funciona”. Otra respuesta es: “Un papel no significa nada, lo que vale es nuestra relación”. Y por último algo que se repite en muchos es: “El matrimonio no es necesario, Dios sabe que la amo, ¿para qué complicarnos la vida?”. Amigos, esto no debe ser así. Los cristianos afirmamos que el matrimonio es el espacio correcto para proyectarnos de por vida con nuestra pareja, donde experimentamos placer sexual de manera sana y segura, que además nos permite preservar la especie humana de manera natural. El matrimonio brinda compañía, seguridad, empatía. Sí, el matrimonio no sólo es uno de los “sacramentos eclesiásticos”, es la Institución divina para que un hombre y una mejor alcancen su plenitud. Yo opto por el matrimonio, ¿y tú?
por lo tanto la pregunta “¿quiero casarme?» es legítima y toda persona debe hacérsela, sin presiones ni prejuicios.
Pero, ¿qué hay de los solteros? ¿ son menos cristianos que el resto? ¿debemos tener compasión o lástima de ellos? ¿hay algo malo en estas personas? ¡Epa! El tema de la soltería merece un artículo por separado, no nos apresuremos a juzgar a estos individuos -ya sabemos que somos muy rápidos para eso-. Debemos ser respetuosos y entender que hay personas que decidieron optar por la soltería como su estilo de vida (aunque algunos pudiendo casarse y habiendo tenido la oportunidad no lo hicieron por factores que merecen un documento completo). Así entonces nada malo encontramos en los solteros -hombres y mujeres-, ellos simplemente disfrutan la vida de otra manera. Tengo amigos y amigas solteros que son bastante felices así, no les falta nada ni desean casarse. Estas personas son tan cristianas como el resto. Así que cuidado con apuntarlas con el dedo o avergonzarlas desde el púlpito o violentarlas con bromas pesadas, recordemos que San Pablo decidió vivir como soltero y esta condición permitió el avance del evangelio en el Mediterráneo. Un día escribiré respecto a las bendiciones de ser una persona soltera, pero ahora vuelvo al tema que me concentra.
Ahora bien, quiero hablarles a aquellas parejas de novios, “pololos» o enamorados que tienen una relación amorosa hace aaaaaaaños (5, 6, 7 y hasta 9 años de novios). No me refiero a aquellas parejas que ya están viviendo juntas y que incluso tienen hijos, sino a aquellos novios que llevan tiempo juntos y que eventualmente “prueban el pastel antes del recreo” ( ya saben a que me refiero, no se hagan los mojigatos jeje). Sí, aquellos que ya no les basta sólo besos y abrazos, quieren y necesitan algo más, y constantemente pasan la línea de respeto y avanzan a tocaciones sexuales e incluso sexo explícito una y otra vez, una y otra vez y una vez más. Su justificación para esto es: “Pastor, es que nos necesitamos mutuamente y ya vamos a casarnos”… ¡pero se están casando hace 10 años ya y aún no lo hacen! Luego de las tocaciones o sexo se arrepienten y juran que nunca más lo volverán a hacer. Para hacerse más creíble el cuento se apresuran a asistir a la iglesia con fidelidad y prometen a Dios santidad, pero ya sabemos el final de esa historia, los juegos sexuales vuelven sin nadie que los controle (si algún penitente fue tocado con estas líneas diga amén jeje).
¿Qué les puedo decir a esas parejitas?… ¡cásense, contrólense o sepárense! Mira lo que dice Pablo en 1ª Corintios 7:8-9, “Yo preferiría que tanto los solteros como las viudas se quedaran sin casarse como yo; pero a cada uno Dios le ha dado capacidades distintas, a unos de una clase y a otros de otra. Pero si no pueden dominar sus deseos sexuales, es mejor que se casen. Como dice el dicho: «Vale más casarse que quemarse».
Expertos en consejería matrimonial aseguran que una relación de noviazgo no debería durar más allá de 2 a 3 años. ¿Por qué? Los expertos dicen que después de ese tiempo existe una gran posibilidad que las parejas busquen el sexo explícito de una u otra manera, que se vuelva monótona la relación y que incluso puedan estar con la persona equivocada, pero como llevan tanto tiempo juntos se ciegan a ver otras posibilidades. Luego, cuando finalmente se casan la relación no es mejor que la de aquellas parejas que fueron novios por un período de tiempo más corto, dos o tres años máximo y sin juegos sexuales previos, esto ha sido comprobado.
Todo esto me hace pensar en nuestros padres o abuelos, ellos no sabían de relaciones largas, se conocían y al rato se casaban. Que curioso, muchos de ellos llevan 40, 50 o más años de casados en la actualidad.
4. ¿Existe la Pareja Ideal?
¡Claro que no! El idealismo es eso, una idea, un sueño. No nos frustremos por esto. Mira lo que dice Débora de Sá: “La perfección no existe, mucho menos cuando de relaciones personales se trata. Lo que sí es verdadero es que en el mundo del amor hay personas con las que engranamos de forma increíble y otras con las que no conseguimos hacerlo. Y claro está que todos deseamos a nuestro lado a alguien que pueda complementarnos y construir junto a nosotros un futuro, por eso la búsqueda de esa persona es algo constante para muchos”. Las palabras de esta mujer cobran mucho sentido sobre todo si entendemos que muchos matrimonios felices llevan años juntos, pero su concepción de pareja ideal -cuando eran solteros-, no tiene nada que ver con el cónyuge actual.
Alexandre Courtiol y un equipo de investigadores de las universidades de Montpellier y Toulouse en Francia, concluyeron que los rasgos deseados y los reales no coinciden ni para las mujeres ni para los hombres, por lo que podría afirmarse que la gente está lejos de encontrar a la pareja ideal. Un poco desilusionante y frustrante para muchos, pero un tanto más realista. Los investigadores estudiaron las preferencias de 116 parejas heterosexuales de la ciudad de Montpellier en ámbitos como la estatura y la masa corporal, que muestran casi toda la variedad de formas del cuerpo humano. Luego compararon los resultados con las parejas que tienen estas personas en la vida real y no se parecían.
Una cosa es cierta: Hollywood, Disney, MTV y otros medios han plasmado en el subsconciente de nuestros jóvenes el ideal de pareja, ya sea un apuesto príncipe azul o una curvilínea mujer de aspecto irreal. ¡Pamplinas! Los que llevamos años en el mundo del matrimonio sabemos que los estereotipos no funcionan, lo real supera a la ficción y así es mejor.
No obstante, ¿significa entonces que no debemos hacernos una idea de cómo queremos a la pareja que nos acompañe por el resto de nuestra vida? No he dicho eso. Es más, nuestros gustos siempre estarán presente en las elecciones que hagamos en la vida, esto incluye a nuestra pareja. Pero los cristianos no nos dejamos llevar por las puras emociones -si bien son importantes-, hay algo más eficaz que solemos llamar “la guianza del Espíritu Santo”.
Conocido es el versículo que he puesto por subtítulo en este punto, incrustado en 2ª Corintios 6:14. Y ha sido usado por miles de predicadores, maestros y consejeros matrimoniales a lo largo de los años, si bien debemos ser honestos al decir que el versículo no se encuentra en un contexto de enseñanza respecto al matrimonio o noviazgo, pero no lo excluye. 2ª Corintios 6:14 puede ser aplicado tanto a uniones de todo tipo como sociedades, compañerismo, amistades, negocios y contratos.
Pues bien, hace 18 años que Fabiola y yo firmamos un contrato nupcioal ante un Oficial del Registro Civil del Estado Chileno. Recuerdo muy bien las palabras de aquella Oficial: “Este es un contrato de muto acuerdo entre un hombre y una mujer con testigos que dan fe de este compromiso”. Y si no me equivoco en el mundo occidental el matrimonio es -legalmente hablando-, un contrato. Los abogados que me siguen pueden dar más luz respecto a esto. Así entonces el matrimonio es mucho más que romance, luces, rosas y sexo, es un contrato ante Dios y los hombres.
Ahora bien, respecto a unirme con una pareja bajo un contrato matrimonial yo prefiero seguir las indicaciones de la Biblia: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad. Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo. El que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es” (2ª Corintios 6:14-15). Comenzar una relación de enamorados o pololos es algo donde este verso debe aplicarse sí o sí, es una premisa que los enamorados deben considerar. Como pastor y mentor sugiero que la pareja a escoger sea un cristiano/a de verdad, un hombre o mujer transformado por el poder de Cristo, esto ayudará enormemente a eso que los expertos llaman “compatibilidad”. Pero, ¿por qué crees que tú podrás cambiarlo si Cristo lo no la he hecho? No te engañes.
Por supuesto que estas líneas no han de gustar a quienes están de novios con personas no cristianas, pues en su interior albergan la esperanza de que esa persona es el indicado o indicada. ¿Te has encontrado con personas que afirman que su novio es el indicado, el perfecto, el “voluntad de Dios»? Ajá, es muy difícil asesorar a esas personas que se cegaron, es como intentar besar un tren a alta velocidad. Lo único que digo es que si la Biblia recomienda no asociarme con “yugos desiguales”; es decir personas que no van por mi mismo camino, pensamientos, principios, convicciones y credos… ¿para qué insistir? Asesores en consejería matrimonial aseguran que hay mayor probabilidad de éxito en una pareja cuando ambos comparten las mismas creencias, esto incluye la fe.
Mira lo que dice este texto, te encantará. Nótese el imperativo utilizado aquí:
“La casada está unida a su esposo mientras el esposo vive. Pero si el esposo muere, ella queda en libertad de casarse con cualquier hombre, con tal de que sea cristiano” (1ª Corintios 7:39). ¡Touché!
Un consejo para las señoritas que me leen antes de avanzar a otro punto: ¡No podrás cambiarlo! Así de simple. Son muchas las damiselas con las que me he encontrado y me han dicho: “Pastor, yo pensé que iba a cambiar”. Error, tú no estás llamada a cambiar a nadie, el cambio es personal. Sólo Dios puede cambiar al ser humano, pero depende de la decisión de cada uno.
El reconocido conferencista internacional y éxito de ventas en libros de noviazgo y matrimonio David Ormachea dice: “En el noviazgo abre bien los ojos, en el matrimonio ciérralos”.
Por otra parte, el que tu pololo o novio sea cristiano, no te asegura el éxito en la relación, hay otros puntos importantes a considerar. ¿Aún tienes ánimo de leer o ya comenzaste a odiarme? Sigue leyendo pues.
He investigado libros, autores y páginas web. Te presento las señales más claras y acordes con nuestros principios cristianos que podrán ayudarte a discernir la voluntad de Dios para tu relación. Recuerda que muy a menudo Dios nos habla por señales, ¿las estás viendo?:
También es importante conocer opiniones de familiares, amigos y líderes espirituales si los tuviera (sacerdote, pastor, capellán, rabí).
A menos que tengas la paciencia de Adán el cual se durmió y al despertar tenía una Eva a su lado, he encontrado algunos sanos consejos que pueden ayudarte en la búsqueda de tu pareja para toda la vida, consejos que pueden despertar en ti la proactividad necesaria para hallar el amor de tu vida porque sentado/a allí detrás de tu computador un día viernes ni creas que hallarás a la chica de tus sueños, ¿capiche?
Anuncios
Informa sobre este anuncio
* Para los cristianos el mejor lugar para encontrar la pareja indicada es en la iglesia o eventos cristianos: Conciertos, confraternidades, vigilias, encuentros, campamentos juveniles, etc. Por otra parte, si eres demasiado trabajólico es difícil que encuentres pareja, ¿la razón? Proyectas una imagen a los demás diciendo: “Tengo mucho trabajo, no tengo tiempo para el amor, no me molesten”. Dime, ¿quien quiere acercarse a una persona así?
Todo lo anterior escrito está bien, pero… ¿cómo saber si la persona con la que estoy de enamorado, pololo o novio/a es la voluntad de Dios? ¿cómo discernir lo que el Señor quiere para mí?
Esto ya lo mencionamos en una línea en párrafos anteriores: “Debes dejarte guiar por el Espíritu de Dios». Esto puede sonar a ridículo allá en el mundo secular, pero para nosotros los cristianos es algo imprescindible, es de hecho lo primero. Discernir la voluntad de Dios en este aspecto es crucial. Ya he dicho que Dios nos habla muchas veces por señales, pero también lo hará en base a las oraciones que hagamos.
Está comprobado que los cristianos que son fervientes y constantes en la oración consiguen una vida mejor en todos los sentidos, esto incluye una vida amorosa plena. Pero la oración debe ser inteligente. ¿Debemos orar entonces pidiendo a Dios nos diga si mi pololo, enamorada o novio es Su voluntad? ¡Claro que sí! Dios va a responder, Él siempre lo hace. No más que a veces sus respuestas no nos gustan, pero Él responde.
Una oración inteligente incluye algunos elementos importantes a considerar:
– La oración inteligente es Constante: si oramos dos o tres veces en la semana por un asunto no creo que consigamos mucho. En cambio la Biblia nos enseña a ser persistentes, como la viuda que colmó al juez injusto hasta que le hizo justicia (Lucas 18). Orar todos los días es clave.
– La oración inteligente es Apasionada: El conocido autor David Yongi Cho afirma que “los milagros de Dios ocurren a las personas que los buscan de manera fervorosa”. No sé si esto tiene fundamento bíblico o no, pero algo es cierto: Los apasionados son aquellos que desean algo y no cesan hasta conseguirlo. Los apáticos, desganados y flojos consiguen poco en la vida.
– La oración inteligente es Agradecida: San Pablo fue claro al enseñar que, “No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también” (Filipenses 4:6). El agradecimiento echa fuera la queja, el temor, el negativismo. El agradecimiento nos predispone a recibir. Agradece a Dios por el hombre o mujer que Él tiene para ti, aún así no lo conozcas…, en algún punto del planeta está viviendo, sólo debes encontrarlo/a. Dale gracias a Dios por eso.
– La oración inteligente presenta a Dios Metas Claras: No hay peor ciego que el que no quiera ver (Mateo 13:13-15). Por tanto debemos saber con exactitud qué queremos, de lo contrario ¿cómo lo obtendremos? El Apóstol Santiago nos dice: “Piden y no reciben porque no saben pedir” (Santiago 4:13). Amigos, seamos claros con nuestras metas, no seamos ambiguos con oraciones como.. “Señor, dame un novio/a conforme a tu corazón”. ¿A qué nos referimos exactamente con esta frase? ¡Seamos específicos!
– La oración inteligente Declara en tiempo presente: Se trata de un acto de fe, es afirmar con nuestras propias palabras que la petición ya está; sin embargo, debemos ser lo suficientemente humildes para reconocer que por más que declaremos la última palabra la tiene siempre Dios. No obstante el declarar nos ayuda a fortalecer nuestra fe.
Ahora bien, seamos honestos con nosotros mismos… ¿estoy orando a Dios lo suficiente en esta dirección? ¿le estoy pidiendo de verdad que me ponga un compañero/a de por vida a mi lado? ¿le estoy suplicando que abra mis ojos para ver lo que todos ven pero que yo no quiero ver? ¡Debes ser implacable contigo mismo! ¿Para qué mentirte? La oración es la llave que abre todas las puertas, o las cierra también. Un viejo pastor me enseñó: “Gabriel, la solución a todos tus problemas está a 50 centímetros del suelo”. El que tiene oídos que oiga.
Yo “ho finito”, he terminado.
Esta pequeña reflexión -porque el tema en sí da para un seminario de mínimo 8 horas presenciales-, es parte de una serie que estoy trabajando titulada LAS SIETE DECISIONES CRUCIALES EN LA VIDA DE TODO JOVEN. A mi juicio las decisiones más importantes que un joven o señorita debe enfrentar son:
Así entonces he abordado la decisión “3”. Reconozco que no soy escritor, por eso ruego disculpen las fallas en redacción, semántica e incluso ortografía. Pero he querido aportar a mi público con estas líneas. Faltaron muchas aristas, temas por abordar y preguntas que contestar. Por eso animo a los líderes juveniles o pastores de jóvenes tomar estos temas como parte de su agenda de trabajo, de seguro los chiquillos lo agradecerán.
Para más novedades puedes visitar nuestra sección de Un Minuto Positivo
History Maker © 2008. Desarrollado por History Maker