El verdadero significado del “Arcoiris”

El-verdadero-significado-del-Arcoiris---Por-Otto-Sánchez

Judy Garland fue una actriz estadounidense ganadora de varios premios durante su carrera artística. Famosa por su rol protagónico en la clásica película El mago de Oz (1939), interpreta allí de manera hermosa la canción Over the rainbow (“Sobre el Arcoíris”), colocada número uno en la lista de canciones del cine por AFI (American Film Institute). Garland, quien falleció en 1969 a los 47 años, fue la madre de la también famosa Liza Minnelli. La canción Over the rainbow -al igual que la película El mago de Oz- fue la que hizo famosa a Garland, y ha sido interpretada por numerosos artistas a través de los tiempos. Definitivamente es una canción de hermosas letras, que surgió en medio de unos días de desesperanza, cuando soplaban con intensidad los vientos de la Segunda Guerra mundial, y la Gran Depresión económica de los años treinta recién comenzaba a hacer sus estragos. Con el tiempo, tanto la película como la canción y la actriz se convirtieron en íconos no solo del cine sino también de la comunidad GLBT (Gays, lesbianas, bisexuales y transexuales), porque según esa comunidad la canción que interpreta Garland es un canto a la esperanza y a la diversidad representada por el arcoíris. En el 1978, el artista y activista GLBT de California, Gilbert Baker, diseñó una bandera con colores semejantes al arcoíris que ya venía usándose por otras causas desde décadas anteriores. Aunque en un momento consistía de 8 colores, la bandera más utilizada en el día de hoy tiene seis franjas, pero todavía se le conoce como bandera arco iris. Es por esto que en algunas casas, marchas, convenciones y publicaciones, la bandera arcoíris ondea como símbolo de unidad y diversidad en los grupos GLBT.

Hace un tiempo, mientras me encontraba como invitado en una iglesia, una maestra de niños me decía que no quería hacer historias relacionadas con el arcoíris porque no quería que los niños lo asociaran con la bandera GLBT. Me quedé asombrado y me pregunté, ¿cómo puede ser esto posible? ¿Qué debemos hacer los cristianos comprometidos con Dios y su Palabra? Lo primero que diría es que toda persona comprometida con Dios de forma genuina tendrá como buenos y válidos los relatos que se dan en ella. No tendrá problema en creer en la autoridad de las Escrituras, y tendrá como verdad los relatos que en ella se dan y por autoridad sus doctrinas y principios. El relato donde aparece por primera vez el arcoíris nos dice la razón de este símbolo en el cielo: La Biblia dice:

Pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes, y me acordaré de mi pacto que hay entre yo y vosotros y entre todo ser viviente de toda carne; y nunca más se convertirán las aguas en diluvio para destruir toda carne”, Génesis 9:13-15 (LBLA).

Este relato es parte del pacto de Dios con Noé, donde se establece el arcoíris en el cielo. Después del diluvio, Dios dijo a Noé que el arcoíris serviría de señal para recordar que “no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne” (Gn. 9:9-17). Además del relato de Génesis, el profeta Ezequiel quien es el primero que usa el término “arco iris” nos dice:

Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor…. de la semejanza de la gloria de Jehová”, Ezequiel 1:28 (LBLA).

Juan en el libro del Apocalipsis también usa el término en dos ocasiones “arco iris” y nos dice:

Y el que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del trono había un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda”, Apocalipsis 4: 3 (LBLA).

Y vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo, envuelto en una nube; y el arco iris estaba sobre su cabeza, y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”, Apocalipsis 10: 1 (LBLA).

Recordemos lo que Dios ha hecho

Como podemos ver, el arcoíris no es un invento del hombre: es una creación de Dios, una señal que nos recuerda su amor, su justicia y su misericordia. Todo el mundo debe saber esto. Es parte de la verdad bíblica que debemos proclamar a los cuatro vientos. No podemos dejar de decir una verdad porque existan personas o grupos que la distorsionen. Las Escrituras están para ser proclamadas con fidelidad y relevancia. Es por esto que debemos recordar lo que es la shemah hebrea:

Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”, Deuteronomio 6:4-5.

El término shemah significa oye, escucha, y es lo que Dios quiere para su pueblo y el mundo: que escuchen su palabra, porque la fe viene por el oír (Rom. 10:17). Esta shemah debía ser proclamada de manera constante de generación en generación, para recordarle al pueblo quién es Jehová. ¿Cómo iba a ser divulgada esa verdad? Los textos del seis al nueve del mismo capítulo seis de Deuteronomio lo dicen: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas”, Deuteronomio 6:6-9. En todo momento debía recordarse a Jehová Dios y su obra. Se debía y se debe aprovechar cada momento para recordar quién es Dios. Todo esto lo estableció el Señor para prevenir a su pueblo, para que no se olvidara de lo que Él es y lo que había hecho:

“Entonces ten cuidado, no sea que te olvides del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. Temerás sólo al Señor tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre. No seguiréis a otros dioses, a ninguno de los dioses de los pueblos que os rodean, porque el Señor tu Dios, que está en medio de ti, es Dios celoso, no sea que se encienda la ira del Señor tu Dios contra ti, y Él te borre de la faz de la tierra”, Deuteronomio 6: 12-15.

Las historias bíblicas están para ser recordadas, y por medio del testimonio de Dios con su pueblo celebrar su fidelidad, su justicia y su misericordia. Dios le dice a su pueblo que deben recordar constantemente lo que Él ha hecho. Dios introducía a los hebreos a una tierra rodeada de paganismo e idolatría, y la pureza de su fe debía preservarse por medio de la adoración a Él, el único y verdadero Dios. Las naciones que rodeaban al pueblo judío eran naciones que tenían mucha fe, pero una fe en dioses creados por ellos mismos, hechos conformes a sus necesidades y temores. El pueblo de Dios tenía un mecanismo para no ser contaminado con esa fe falsa de las naciones vecinas. Ese mecanismo era la proclamación y práctica de la verdad de Dios, traídas por sus portavoces y luego plasmadas en lo que llamamos Las Escrituras, la Biblia, la Palabra de Dios. Los tiempos han cambiados, pero la presión y persecución contra la verdad de Dios y sus seguidores todavía persisten. Las formas han cambiado, pero el fondo sigue siendo el mismo desde el principio. Vivimos en un mundo cuyo sistema anti-Cristo seduce o presiona a los creyentes para que renuncien a su fe y vayan tras las golosinas sedantes que nublan la razón, dañan lo espiritual y doblegan el compromiso de la causa por Cristo. La batalla no es por un símbolo, sino por un principio. No es una demanda reclamando derechos de autor, es un recordatorio al pueblo de Dios y al mundo para que recuerden la verdad de las Escrituras y vivamos por ella. En algunos lugares esa batalla se está perdiendo. Si se le pregunta a cualquier niño o persona adulta del Village en New York, o de Castro, en California, o de Ámsterdam en Holanda sobre el arcoíris, de seguro responderá conforme a la versión GLBT. La respuesta verdadera a esta pregunta hecha por nuestros hijos y nuestros jóvenes, nuestras iglesias y nuestros pueblos, depende de nosotros. La Biblia dice:

“Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé”, Ezequiel 22:30.

Vamos a ponernos en la brecha. Vamos a ondear la Palabra de Dios y que se vea desde cualquier ángulo, porque el evangelio tiene que ser visto (Mt. 5:15). Y ante la pregunta ¿de quién es el arcoíris? En todo lugar donde estemos o hemos pasado, que respondan desde el más adulto al más joven: el arcoíris es de Dios, algo que esta generación está olvidando, pero que nosotros debemos recordárselo.

Escrito por David Wilkerson
Otto Sánchez es pastor de la Iglesia Bautista Ozama (IBO) en Santo Domingo, República Dominicana. Es además director del Seminario Teológico Bautista Dominicano. Está casado con Susana Almánzar, y tienen dos hijas, Elizabeth y Alicia. Puedes encontrarlo en twitter.
 
Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/de-quien-es-el-arcoris

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