No es cosa extraña que una persona se llegue a preguntar si ha cometido el “pecado imperdonable.” Aun verdaderos creyentes podrían llegar a pensar que han cometido un pecado del cual es imposible encontrar perdón. El asesinato, la violación, el suicidio o el adulterio, todos estos han sido propuestos como candidatos para ser considerados como el “pecado imperdonable”. Aquellos que han cometido estos pecados podrían vivir una vida en desesperación, pensando que jamás podrán encontrar perdón por lo que hicieron.
Para poder formular una respuesta completa debemos primeramente responder a la siguiente pregunta:
Contexto de Mateo 12:31-32:
El contexto del pecado imperdonable se encuentra en Mateo 12 (cf. Marcos 3:22-30). En este pasaje Jesús es confrontado por los Fariseos por haber sanado a un hombre endemoniado (12:22-32), justo después de haber estado enseñando acerca del Día de Reposo (12:1-21). Este acontecimiento fue controversial no sólo porque Jesús lo hizo en el Día de Reposo, sino porque tal hecho hizo que la gente se preguntase: “¿Será éste aquel Hijo de David?” (v. 23; el mismo que había sido profetizado en 2 Samuel 7:12-14). En esencia, este milagro causó que los Fariseos reaccionaran fuertemente, pues Jesús acababa de demostrar que tenía autoridad no sólo sobre el Día de Reposo, sino que tenía poder sobre el poder de Satanás.
Al ver que la gente se comenzaba a preguntar si Jesús sería el Mesías prometido, los Fariseos rápidamente buscaron una respuesta para poder explicar el poder de Jesús. Por un lado, si ellos aceptaban que tal poder venía de Dios, se verían arrinconados en suponer que Jesús realmente era el Mesías prometido, el Hijo de David (v. 28). Por otro lado, si le atribuían su poder a Satanás, serían libres para excusar su incredulidad. Optaron por el segundo: “Los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios” (v. 24).
Jesús respondió primeramente con una explicación lógica: Si un reino pelea contra el mismo, tal reino no prevalecerá (vv. 25-26). Segundo, después de haber hablado en contra de su lógica, los retó a que pensasen por medio de qué poder era que ciertos judíos lograban hacer sus milagros (v. 27). Y finalmente les afirmó que él echaba fuera demonios por medio del poder del Espíritu Santo (v. 28), demostrando así que tenía poder para destruir a Satanás y para establecer su reino. Es en este contexto que Jesús habla acerca del pecado imperdonable:
“Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32).
Así que, ¿cuál es el pecado imperdonable? El contexto anteriormente presentado no nos indica un pecado como el suicidio, la violación sexual o el asesinato. Más bien, el contexto de Mateo 12 indica que el pecado imperdonable es el rechazo a la persona de Jesús y su mensaje, pese a los claros milagros, sus obras y el mensaje del evangelio, mientras que él estaba presente en la tierra. O como lo dice Jonathan Pennington: “es una decisión específica, activa y final al declarar que la persona y las obras de Jesús fueron originadas por actividad demoniaca”.[1] Esto quiere decir que es el rechazo de Jesús aun cuando el Espíritu Santo mismo testificaba acerca de él. Es el rechazo de Jesús a pesar de que sus milagros y señales fueron hechas por medio de y testificados por el Espíritu Santo (v. 32).
Eso es precisamente lo que quiere decir con el “hablar contra el Espíritu Santo” (en otras versiones “blasfemar”). Estas personas atribuyeron la obra del Espíritu Santo a una actividad demoniaca. En esencia, ellos hablaron contra el Espíritu y le blasfemaron al negarle y rechazar su testimonio de Jesucristo.
Lo que se menciona como el “pecado imperdonable” fue el rechazo del mensaje y las obras de Jesucristo, mientras que estaba presente de manera física en esta tierra. Así como a los Fariseos, fue la dureza del corazón de las personas lo que las llevó a rechazar el indudable testimonio del Espíritu Santo. Estas fueron personas que, estando frente a evidencias claras de la veracidad de Jesús como el Hijo de David, como el Mesías prometido, decidieron rechazarle. Es por eso que ellos nunca podrían encontrar perdón. No porque Dios les odiaba, sino por la dureza de sus propios corazones. Ellos se condenaron a sí mismos al rechazar el Espíritu Santo.
Aquí hay cinco cosas que podemos concluir basados en el contexto de Mateo 12 y el resto de la Biblia:
Escrito por Vaneetha Rendall
Vaneetha Rendall es una escritora independiente que vive en Raleigh, Carolina del Norte.
Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/si-tan-solo-supiera-por-que
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