Perdón en medio de mi debilidad

He aprendido que la fuerza de mi fe no radica en la ausencia de pecado, sino en la capacidad de reconocer mis faltas y buscar la gracia en medio del arrepentimiento. Este regalo celestial me conecta diariamente con la misericordia, que me ayuda a levantarme de mi fracaso, a creer y mejorar.

Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana.Lamentaciones 3:23

Un cristiano no es un hombre que no peca nunca, sino un hombre al que se le ha concedido la capacidad de arrepentirse.

C. S. Lewis revela la esencia reconfortante de la gracia divina, en un dialogo entre un pecador y Dios. Donde se proclama la verdadera magnificencia de Dios se manifiesta no solo en nuestras virtudes, sino en medio de nuestras debilidades. Esta perspectiva ilumina la realidad de un Creador que, en su infinita compasión, nos rodea con la gracia y el perdón en cada paso de nuestro viaje.

No, No es posible
No, no me digas eso
¿Cómo un ser tan sucio puede ser abrazado por un ser tan puro y limpio?
Tu no me puedes perdonar, tantos errores, tantas caídas, tantas manchas.
Imposible que pienses en MI.
Perdoname,
perdoname,
¡PERDONAME!
– ¡SI, Si es posible!
¡Si, Escuchalo bien!
Quiero abrazarte aunque estés sucio porque cuando me abraces limpiaré tus lágrimas y tu corazón.
Si te perdono, no importan los errores, de las caídas te levanto y tus manchas las limpió con ternura.
Para mi no hay imposibles… pensé en ti desde la eternidad, en la cruz y ahora mismo.
¡Te amo!
¡Te amo!
¡TE AMO HIJO Mío!

En la fragilidad de nuestra existencia, descubrimos un amor que trasciende nuestras limitaciones y nos ofrece la oportunidad de renacer en la luz restauradora de la divina misericordia.

Más DIOS muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8

 
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