¡Hola a todos! En este camino hacia el amor duradero, quiero compartir contigo algunos consejos que pueden hacer más llevadera tu búsqueda de la pareja perfecta. Sin más preámbulos, continuamos con la parte 2, para entender completamente las 8 verdades que te evitaran un desastre y poder entender si ¿Él o ella es el indicado/a?
Debemos aceptar que la idea de la pareja ideal es un sueño inalcanzable. No nos frustremos por ello. Débora de Sá nos recuerda que la perfección no existe, especialmente en el ámbito de las relaciones personales. En el mundo del amor, algunas personas encajan increíblemente bien entre sí, mientras que con otras no logramos establecer esa conexión. Todos anhelamos tener a alguien que nos complemente y construir un futuro juntos, por lo que la búsqueda constante de esa persona es una realidad para muchos. Es crucial entender que, a lo largo del tiempo, nuestras percepciones de la pareja ideal pueden evolucionar.
Los estudios, como el realizado por Alexandre Courtiol y su equipo de investigadores en las universidades de Montpellier y Toulouse en Francia, indican que las preferencias ideales no siempre coinciden con las parejas reales. Este estudio, que analizó las preferencias de 116 parejas heterosexuales en aspectos como estatura y masa corporal, demostró que las parejas reales no siempre se asemejan a las preferencias ideales de las personas. Esto puede ser desilusionante y frustrante para muchos, pero también es un enfoque más realista.
La investigación sugiere que la noción de la pareja perfecta puede cambiar con el tiempo y que nuestras parejas reales pueden ser diferentes de lo que inicialmente consideramos ideal. En lugar de buscar la perfección, es valioso centrarse en encontrar a alguien con quien crecer, aprender y construir un futuro sólido y duradero.
Es innegable que Hollywood, Disney, MTV y otros medios han implantado en el subconsciente de los jóvenes la noción de la pareja ideal, ya sea un apuesto príncipe azul o una mujer con curvas de apariencia irreal. Sin embargo, quienes llevamos años en el mundo del matrimonio comprendemos que estos estereotipos no funcionan en la vida real; lo real supera la ficción, y esa es la verdadera riqueza.
Entonces, ¿esto implica que no debemos tener alguna idea de cómo queremos que sea nuestra pareja para toda la vida? No estoy diciendo eso. Nuestros gustos siempre influyen en nuestras elecciones, incluida la elección de nuestra pareja. Sin embargo, como cristianos, no nos dejamos llevar solo por las emociones, aunque son importantes. Preferimos guiarnos por lo que llamamos «la guía del Espíritu Santo», que consideramos más eficaz y valiosa en nuestras decisiones. En lugar de seguir ciegamente los ideales impuestos por los medios, buscamos la sabiduría divina para elegir a alguien con quien construir un matrimonio sólido y duradero.
Este punto hace referencia al conocido versículo de 2ª Corintios 6:14, que ha sido ampliamente utilizado por predicadores, maestros y consejeros matrimoniales a lo largo de los años. Es cierto que el versículo no se presenta específicamente en un contexto exclusivo de enseñanza sobre el matrimonio o el noviazgo, pero tampoco lo excluye. 2ª Corintios 6:14 puede aplicarse a diversas uniones, como sociedades, compañerismo, amistades, negocios y contratos.
Cuando Fabiola y yo firmamos nuestro contrato nupcial ante un Oficial del Registro Civil del Estado Chileno hace 18 años, recordé las palabras de la oficial: “Este es un contrato de mutuo acuerdo entre un hombre y una mujer con testigos que dan fe de este compromiso”. Desde una perspectiva legal, el matrimonio en el mundo occidental es, de hecho, un contrato. Los expertos en derecho pueden proporcionar más detalles sobre este aspecto. Así, el matrimonio trasciende el romance, las luces, las rosas y el sexo; es un compromiso formalizado ante Dios y la sociedad.
En cuanto a la unión mediante un contrato matrimonial, prefiero seguir las indicaciones de la Biblia: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad. Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo. El que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es” (2ª Corintios 6:14-15). Al iniciar una relación de enamorados, este versículo es una premisa crucial que las parejas deben considerar. Como pastor y mentor, sugiero que la pareja elegida sea un verdadero cristiano o cristiana, alguien transformado por el poder de Cristo, ya que esto contribuirá enormemente a lo que los expertos llaman “compatibilidad”. ¿Por qué creerías que podrías cambiar a alguien si Cristo no lo ha hecho? No te engañes.
Es comprensible que estas líneas no sean del agrado de quienes están en una relación con personas no cristianas, ya que a menudo mantienen la esperanza de que esa persona sea la indicada. Para quienes afirman que su novio es el indicado, el perfecto, la “voluntad de Dios”, es difícil asesorarlos cuando están tan comprometidos emocionalmente. Sin embargo, solo quiero señalar que si la Biblia recomienda evitar las asociaciones con “yugos desiguales” —personas que no comparten el mismo camino, pensamientos, principios, convicciones y credos—, ¿por qué insistir en ello? Los asesores en consejería matrimonial sugieren que la probabilidad de éxito en una pareja es mayor cuando ambos comparten las mismas creencias, incluida la fe.
Considera el imperativo de este pasaje: “La casada está unida a su esposo mientras el esposo vive. Pero si el esposo muere, ella queda en libertad de casarse con cualquier hombre, con tal de que sea cristiano” (1ª Corintios 7:39).
Un consejo para las mujeres que leen esto antes de avanzar al siguiente punto: ¡No podrás cambiar a tu pareja! Es tan simple como eso. He escuchado a muchas mujeres decir: “Pastor, pensé que podría cambiarlo”. Error. No estás destinada a cambiar a nadie; la transformación es una elección personal. Solo Dios tiene el poder de cambiar a las personas, pero depende de la decisión individual.
David Ormachea, conferencista internacional y autor de éxito en libros sobre noviazgo y matrimonio, comparte una sabia perspectiva: “En el noviazgo, abre bien los ojos; en el matrimonio, ciérralos”.
Es importante destacar que tener un novio cristiano no garantiza el éxito en la relación; hay otros aspectos cruciales a considerar. ¿Todavía tienes el ánimo de seguir leyendo o ya comenzaste a odiarme? Si sigues interesada, continúa leyendo.
En mi investigación, exploré libros, autores y páginas web para presentarte señales claras y alineadas con nuestros principios cristianos. Estas señales te ayudarán a discernir la voluntad de Dios para tu relación. Recuerda que Dios a menudo nos habla a través de señales; ¿las estás viendo? Aquí algunas sugerencias:
Para los cristianos, la iglesia y eventos cristianos como conciertos, confraternidades, vigilias, encuentros, y campamentos juveniles son excelentes lugares para conocer a la pareja indicada. Si te encuentras atrapado en el trabajo todo el tiempo, es posible que proyectes la imagen de alguien sin tiempo para el amor. Pregúntate, ¿quién se acercaría a alguien así?
La idea de que nuestra pareja es nuestra «media naranja» no me convence. No nos casamos para que alguien más nos complete; sería triste si así fuera. En cambio, deberíamos esforzarnos por alcanzar la madurez suficiente para tener los recursos emocionales, psicológicos y espirituales cuando conozcamos a la persona indicada, convenciéndola de que somos la pareja ideal.
Sin embargo, un cuerpo atractivo no es simplemente aquel con músculos bien definidos en el caso de los hombres o curvas pronunciadas en el caso de las mujeres. Un cuerpo atractivo es aquel que se mantiene sano, equilibrado y lleno de vitalidad. Tengo amigas con cuerpos «generosos» que lucen increíbles. Por lo tanto, convertirse en una persona atractiva comienza por nuestro mundo interior. Cultivar nuestra mente, elevar nuestra vida espiritual, cambiar nuestro lenguaje, comer de manera más saludable y rodearnos de personas optimistas son algunas de las muchas claves para convertirnos en alguien de calidad. Recuerda esto: cuando te conviertes en una persona de calidad, los perdedores se alejan y hombres y mujeres sanos comienzan a orbitar a tu alrededor. Solo debes elegir con quién quedarte, siempre guiado por la voluntad de Dios, por supuesto.
Toda la información proporcionada hasta ahora es valiosa, pero surge una pregunta crucial: ¿cómo puedo estar seguro de que la persona de la que estoy enamorado es la voluntad de Dios para mí? ¿Cómo puedo discernir lo que el Señor quiere en mi vida amorosa?
Como mencioné anteriormente, la respuesta clave radica en dejarse guiar por el Espíritu Santo. Aunque esto pueda sonar poco convencional en el mundo secular, para nosotros, los cristianos, es esencial, es lo primero. Discernir la voluntad de Dios en este aspecto es fundamental. Ya he destacado que Dios nos habla a menudo a través de señales, pero también lo hace en respuesta a nuestras oraciones.
Está comprobado que los cristianos que mantienen una vida de oración ferviente y constante experimentan una mejora en todos los aspectos de sus vidas, incluyendo sus relaciones amorosas. Sin embargo, la oración debe ser inteligente. ¿Es apropiado orar para que Dios nos revele si nuestra pareja es su voluntad? ¡Absolutamente! Dios responderá; siempre lo hace. Aunque, en ocasiones, sus respuestas pueden no ser las que esperamos, es importante recordar que siempre responde.
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