Aburrido de Dios

No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo
Romanos 12.11

El adjetivo que a menudo podría usar para describir mi vida espiritual es «entumecido». Tal descripción no evoca imágenes de heroicidades espirituales, pero tiene un cierto toque noble.

Un guerrero fatigado se detiene y se agacha; en un estado de confusión, escudriña el campo de batalla carbonizado. Entumecido. Una mujer afligida lucha contra una pérdida profunda en las cavernas de su alma. Entumecida. A menudo estamos entumecidos porque hemos luchado bien. Estamos agotados. Cansados. Entumecidos. Y eso en realidad suena bastante valiente.

Desafortunadamente, sin embargo, a veces lo que realmente siento es nada tan gallardo como el entumecimiento. Me aburro con Dios.

Has estado allí

Quieres buscar al Todopoderoso, pero lo único que puedes lograr es un bostezo. Sales a caminar para orar y la más mínima distracción te aleja del Trono. Planeas usar el silencio de tu viaje para comunicarte con Dios; y en cuestión de segundos, todo en ti quiere encender la radio. No te importa si todo lo que puedes escuchar es estática, solo necesitas el ruido. No soportas el silencio. Es aburrido. Aburrido de Dios.

Lord Byron parecía pensar que el aburrimiento era un elemento inevitable de la sociedad adecuada: «La sociedad es ahora una horda pulida, formada por dos tribus poderosas, los Aburridos y los Aburridos». Entonces, ¿es así cómo es? ¿El aburrimiento es inevitable? ¿Solo aceptarlo? ¿Enterrarlo y jugar el juego, pretendiendo que la vida espiritual es profunda para que otros no noten el frío que se traga tu corazón?

No es el diseño de Dios

El aburrimiento puede resultar inevitable, pero no es el diseño de Dios. Jesús dijo que puede vivir con que sus seguidores sean ardientes o fríos, pero en el término medio turbio de tibio es donde el hedor se gesta. El aburrimiento es un término educado para el hedor de no sentirse conmovido por la grandeza de Dios.

El aburrimiento revela algo más profundo: nuestros corazones han sido capturados por algo que no es Dios. La respuesta adecuada no es hacer más, trabajar más duro o hacer más compromisos. Estas no son respuestas del corazón. El resultado de la actividad interminable para Dios es el aburrimiento; Él se ha vuelto pequeño, reemplazado por un enfoque en nuestros esfuerzos.

Necesitamos reconectar con el Dios que nos enamora, cuya historia enciende nuestra imaginación. Debemos permitir tiempo y espacio para simplemente ser criaturas de nuestro Dios, escuchando Su historia de nuevo, sentándonos a Sus pies de nuevo y tranquilizando nuestros corazones en Su presencia. Con el tiempo, producirá un despertar fresco. Y a medida que luchemos por encontrar palabras para describir este despertar, el aburrimiento ni siquiera será considerado.

Por esta razón si apartas unos minutos para buscar a Dios y literalmente no sentís nada, vuelve mañana para hablar con Él. Y si aún así sigues sin sentir nada, vuelve vez tras vez. Porque el proceso de crecimiento espiritual se trata de eso, seguir siendo fiel, constante y obediente, a pesar que podamos sentir o no. Inclinamos nuestra rodillas porque entendemos el acto de amor de Dios entregando a su Hijo por nosotros,

Profundiza:
Por último toma un tiempo para estudiar, reflexionar y orar en base a Romanos 12:9-21. Que nuestro corazón se mantenga siempre enfocado en recordar la obra de Jesús en nuestras vidas.

Oración:
Dios de Maravilla, permíteme estar en silencio y verte de nuevo. Captura mi corazón de una manera completamente nueva. Te pido que puedas calmar mis pensamientos, todas mis preocupaciones, todo lo que me excede y no puedo controlar por más que esfuerce vez tras vez, para que tu Espíritu Santo vuelva a obrar a pesar de mis estados anímicos que muchas veces son tan variables. Pero vos no Señor. Vos continuas siendo el mismo por todos los tiempos.

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