El evangelismo callejero es un ‘crimen de odio’

¡Qué tiempos difíciles estamos enfrentando! La policía británica ha intensificado su escrutinio sobre los valientes predicadores callejeros cristianos en Uxbridge, Londres. ¡Sí, has leído bien! Se les está amenazando con arrestos, acusaciones de crímenes de odio y violaciones de las leyes antisociales simplemente por compartir el mensaje de amor y esperanza que encontramos en las Sagradas Escrituras.

Imagina esto

El pastor Dwayne López y otros misioneros cristianos se encontraban en Uxbridge High Street, compartiendo la Palabra de Dios, cuando fueron confrontados por la policía. ¿El motivo? Una queja pública sobre el contenido de su mensaje, específicamente citando versículos de 1 Corintios 6. ¿Puedes creerlo?

Este incidente, grabado en video la semana pasada, ha suscitado preocupación entre la comunidad cristiana. Y no es el único caso. Otros predicadores, como la talentosa cantante de gospel Harmonie London, han enfrentado situaciones similares. ¿La razón? Se les ha ordenado detener sus actividades religiosas en espacios públicos, ¡incluso cantar himnos como «Amazing Grace»!

Falta de equidad

Lo más preocupante es la falta de equidad en el trato. Mientras que los predicadores cristianos enfrentan la presión de la policía, las marchas antisemitas en Londres pasan sin enfrentar la misma intervención. ¿Dónde está la justicia en esto?

El pastor López, respaldado por el Christian Legal Center, ha expresado su indignación. Él argumenta que la Biblia no es un libro prohibido, sino una fuente de esperanza y salvación para muchos. «Nuestro mensaje no es de odio», insiste. «Queremos que la policía nos apoye en lugar de perseguirnos».

¡Y qué decir de Andrea Williams, directora ejecutiva del Christian Legal Center! Ella está en la misma línea, denunciando el uso indebido de las Órdenes de Protección de Espacios Públicos (PSPO) para silenciar a los cristianos. «Esto equivale a un veto que interrumpe y socava fundamentalmente las libertades que damos por sentadas en este país», advierte.

Conclusión

Es hora de alzar nuestras voces y defender nuestros derechos fundamentales. La misión de la iglesia es clara: llevar el mensaje de salvación a todos, en todas partes. No permitamos que las injusticias nos desalienten. ¡Sigamos compartiendo la Buena Nueva con valentía y determinación!

 
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