He elaborado esta lista de coincidencias y diferencias entre la iglesia y el fútbol. Seas o no un deportista, entenderás estos puntos.
- En el fútbol cada tiempo dura 45 minutos. En la iglesia no sabes cuánto durará cada tiempo (el de la música, saludos, sermón, ofrendas, testimonios, anuncios, etcétera).
- En el fútbol hay gente que golpea, en la iglesia también.
- En el fútbol tienes que usar uniformes extraños, en la iglesia también, sobre todo si eres ujier, o del grupo de danza.
- En el fútbol el técnico toma las decisiones y no puedes reclamar. En la iglesia, tampoco.
- En el fútbol podría morderte Luis Suárez. En la iglesia, si Luis muerde a alguien estaría en disciplina. Si es la hija del pastor, deberá despedirse de sus muelas.
- En el fútbol te ayudan a recuperarte cuando estás lastimado. En la iglesia… ¿cuánto quedó Argentina – Suiza?
- En el fútbol te ubican de acuerdo a tus habilidades (portero, defensa, mediocampista, delantero). En la iglesia te ubican de acuerdo a las ausencias. (si no hay profesores, ¡bienvenido! eres el nuevo profesor)
- En el fútbol hay autogoles, en la iglesia también.
- En el fútbol hay suplentes para reemplazar a otros jugadores. En la iglesia nadie quiere ser reemplazado (todos quieren ser el Messi del ministerio.)
- En el fútbol, ganes o pierdas, sigues intentando. En la iglesia, cuando pierdes quieres irte porque “Dios te reveló que debes ir a otro lugar”.
Dejemos de jugar en contra de nosotros mismos, es hora de colocarnos la misma camiseta e ir juntos hacia la meta. No importa si no eres delantero, la función que desempeñas es clave para el equipo. Como dice la frase: esto no se termina hasta que se termina. No nos dejaremos golear en los últimos minutos, porque llegará el día, en el que nos dirá: Felicidades, campeones.
Y la iglesia será un solo equipo, como debió serlo toda la vida, como Él lo soñó siempre. Todos jugando juntos, ganando y perdiendo juntos, pero sin perder la vista de la meta: estar con Él nuevamente.
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