El sorprendente ministerio de la crítica destructiva

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Recibir crítica destructiva de parte de los demás es un hecho en la vida. A veces es porque estamos haciendo algo absurdo, y otras veces es porque alguien es demasiado crítico. En realidad, nadie disfruta estar en la mira; se vuelve incómodo, en el mejor de los casos.

Pero, ¿cómo lo manejamos? Muchas veces cuando estamos en el extremo de un conflicto, la difamación, u otras formas de crítica, nuestro reflejo es defendernos. Inmediatamente despierta nuestro abogado interno para responder a cada punto de contención. Tal vez seamos lo suficientemente competentes en el karate de la conversación y podamos acertar unos cuantos golpes a la otra persona. Es nuestro reflejo inmediato.

Recientemente me encontré que yo mismo estaba condenado mientras pensaba en la crítica a la luz de la soberanía de Dios. Yo sé que Dios es soberano sobre todas las cosas. También sé que Él es un buen soberano. Él está trabajando fielmente a través de todas las cosas para su gloria y para mi bien. Yo descanso en esta verdad que a menudo repara mis fuerzas cuando estoy cansado.

Pero, a la luz de la soberanía de Dios, ¿cómo debería pensar e interactuar con la crítica (sobre todo aquella que parece destructiva)? Tres cosas saltaron ante mí en la aplicación personal y en oración.

  • Escucha. Si te traen un problema a tu atención, entonces tal vez Dios ha usado a esa persona para llevar ese problema ante ti. Escuchar lo que dice la gente y luego ponerlo en oración puede proporcionar el crecimiento y el cambio que Dios busca después de esa incomoda prueba. Es posible que no te agraden las formas, ¡pero eso no cambia el fondo! Además, he encontrado que incluso cuando la gente se equivoca en sus conclusiones, a menudo quedan algunas semillas de verdad para trabajar con ellas. Tomarse el tiempo para quitar la tierra de tu corazón a través de la oración y la meditación casi nunca nos deja sin algunas malezas que tirar.
  • Examina. Siguiendo a lo que he dicho anteriormente, solo quiero incluir que esta práctica no es la norma. No es nuestro reflejo natural. Tenemos la tendencia a querer refutar y no recibir la corrección. Me acuerdo de David en el Salmo 7. Él está siendo acusado por un contrario (¿tal vez Saúl?) de una serie de cosas. En los versículos 3-5 se examina y básicamente dice que si él lo hizo entonces dejen que el juicio caiga sobre él (Sal. 7:3-5) ¿Cómo llega a esa conclusión sin primero examinarse a sí mismo? Esto es tan saludable para nosotros porque somos rápidos para defendernos. Cuando somos acusados nos apresuramos a exonerarnos antes que a examinarnos a nosotros mismos. El patrón bíblico es menos auto-defensa y más auto-examen.
  • Avanza. Suponiendo que nuestro pecado es adecuadamente examinado y si es necesario lo confesamos y nos arrepentimos de él, ¿qué debemos hacer a continuación? No lo dejes allí. El cristiano no debe caminar bajo la bandera de la condena, sino más bien bajo la bandera de la justificación (Rom. 8:1). Debemos cargar con nuestras críticas, quejas, calumnias, y todo lo demás y mirar al Calvario otra vez. Mira la cruz y ve los 50 billones de otros pecados imputados sobre el Salvador. Ahí en el árbol, Él estaba adornado con nuestro pecado. Cada impulso de justicia propia y todos los actos de injusticia se han imputado en Cristo. ¡Él todo lo llevó! En un sentido, cuando recibimos la crítica podríamos decir con certeza, “¡No conoces ni la mitad!”. Esas cosas y millones más mi Salvador las ha cargado totalmente. Hemos sido criticados a fondo en la cruz, donde también hemos sido completamente perdonados. No te olvides del Calvario cuando se trata de lidiar con acusaciones personales. Es aquí donde encontramos la aceptación plena y completa absolución mediante la sustitución completa de Cristo.

Todavía no disfruto siendo calumniado o criticado injustamente. Sin embargo, a la vista del carácter de Dios, he llegado a abrazar estos sorprendentes ministros de la gracia y misericordia hacía mí. Aunque no es agradable, estos ministros nos ayudan a profundizar nuestra dependencia en Cristo, el odio al pecado, y la gratitud por el Evangelio.

Escrito por Erik Raymond
Erik Raymond es el pastor principal de la Iglesia Bíblica Emaús en Omaha, Ne. Él y su esposa Christie tienen seis hijos. Puedes seguirlo en Twitter .
 
Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/el-sorprendente-ministerio-de-la-critica-destructiva

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