Reviviendo nuestro Primer Amor

En el corazón de la antigua Éfeso, una iglesia que una vez floreció, se encuentra una lección atemporal sobre el amor apasionado por Jesús. A medida que exploramos la historia de esta iglesia, recordemos que, al igual que ellos, a veces perdemos la pasión de nuestro primer amor sin siquiera darnos cuenta.

Éfeso fue testigo de un avivamiento poderoso, donde 12 seguidores se multiplicaron en docenas, cientos y miles. La historia nos dice que en unas pocas décadas había alrededor de 60.000 cristianos en Éfeso. Pero, con el tiempo, la iglesia enfrentó desafíos cruciales bajo el dominio del emperador Domiciano, quien buscaba lealtad a través de una marca que implicaba adorar a ídolos. Antes de poder entrar al ágora, el lugar de compras, había que mojar el dedo en las cenizas de un sacrificio al ídolo de Domiciano y secar esas cenizas en la frente. Cuando hacías eso, se te permitía entrar y comprar.
El apóstol Juan se negó, siendo exiliado, y mientras estaba en la isla de Patmos, recibió mensajes cruciales de Jesús para las iglesias primitivas.

«¿Perdimos Nuestra Pasión?»

¿Cuántos de ustedes conocen el sentimiento de seguir a Cristo durante una década, o tal vez muchas décadas? A veces, sin siquiera saberlo, nos desviamos un poco. En medio de las ocupaciones diarias, ya no estamos conmovidos en nuestros corazones por la gloria, el poder y la presencia de Dios en nuestras vidas. ¿Te identificas con esto? ¿Te sientes distante de la pasión que una vez te consumió?

Imagina que Jesús te escribiera una carta hoy. ¿Qué diría? ¿Elogiaría tu amor y devoción, o señalaría una pérdida de fervor? ¿qué tendría que decirte? Recordemos que sin Jesús, somos nada. Nuestra sabiduría, valentía y riquezas no nos definen. Jeremías 9:23-24 nos recuerda que nuestra verdadera alabanza radica en entender y conocer al Señor “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme…”

Si alguna vez conocimos esa pasión de seguir a Cristo y la hemos perdido de vista, este es el día para revivirla. Él no reaccionará de manera aireada, porque perdiste ese primer Amor, por el contrario, el desea que lo busques apasionadamente, para comprendelo y conocerlo en un nivel más profundo.

Que nuestro primer amor se convierta en una llama renovada, ardiendo con fervor en nuestros corazones.

 
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