El sonido de su voz

El-sonido-de-su-voz---David-Wilkerson

 

El deseo de Dios para Su pueblo es que su mayor gozo sea el sonido de Su voz.

«El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido» (Juan 3:29). Nuestro mayor gozo debiera ser: «¡Escuché Su voz! Me quedé solo, esperando ¡y escuché que me hablaba! En el Cantar de los Cantares, podemos escuchar un dúo de amor de la boda de los últimos días. El novio invita a Su amada a ir con Él a esconderse secretamente: «Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya» (Cantar de los Cantares 2:14). Luego, más tarde, ella responde: «Es la voz de mi amado que llama: Ábreme…amiga mía, paloma mía» (Cantar de los Cantares 5:2).

Para aquellos cuyos corazones se han enfriado, aquellos que ya no pueden oír Su voz, Dios ha prometido darles un corazón nuevo y tierno, si se arrepienten y se vuelven a Él con fe. Un corazón duro no está desahuciado, ¡por lo menos si quieres cambiar! No es algo que te hizo Dios, más bien, tú te lo hiciste a ti mismo, al cerrar la Palabra de Dios. Esta es tu promesa: «Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios» (Ezequiel 11:18-20).

Y: «Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra» (Ezequiel 36:25-27).

Fuente: http://sermons.worldchallenge.org/es/node/30141


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