¿Es Mejor la Soltería que el Matrimonio?

A veces desearía que Dios me dejara hacer lo que quiero con mi vida. Pero luego me recuerdan que siempre ha sido mejor salvarme del dolor de la desobediencia, especialmente cuando es solo para experimentar lo que ya sabía.

Más específicamente: No soy lo suficientemente valiente como para decir que voy a vivir el resto de mi vida como un hombre soltero, pero parece que eso es lo que Jesús establece como el estándar.

Normalmente atribuimos esta filosofía a Pablo, pero él simplemente estaba repitiendo lo que Jesús dijo en el libro de Mateo cuando Jesús dijo que algunas personas «… han renunciado al matrimonio por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptarlo, que lo acepte».

Ahí lo tenemos. Un nuevo estándar: la soltería, que, si estás dispuesto, te obligará a cambiar tu perspectiva. La antigua forma de vida consistía en preguntarse: «¿Con quién debo casarme?» La nueva forma de vida es preguntar: «¿Quiere Dios que me case?»

1 Corintios 7 parece ser uno de los pasajes más evitados en la Biblia. Pero, con algunas excepciones sobre enseñanzas sobre el divorcio en el Nuevo Testamento, 1 Corintios 7 es la primera enseñanza que vemos sobre la idea del matrimonio.

Soltería

El versículo uno comienza así: «En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer».

Resulta conmovedor que esta sea la primera instrucción sobre el matrimonio en el Nuevo Testamento, y dice mucho que nuestra sociedad (y nuestros corazones a veces) sean tan reacios a escucharla. La incomodidad que tienen las implicaciones para nuestras vidas nos obliga a apresurarnos al versículo dos que dice:

«Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido«.

El razonamiento de Pablo para esto es que «no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia» y se apresura a distinguir en el versículo seis que su consejo de casarse se dice «como concesión, no como mandamiento«.

O más bien que las personas no están mandadas a casarse, pero pueden casarse como resultado de la falta de autocontrol.

Ahora, haré una pausa aquí y diré que he sentido lo que estás sintiendo. Si estás pensando, «Me alegra que alguien finalmente haya decidido escribir sobre esto», estamos en la misma página. Curiosamente, dos grupos que generalmente se identifican con estos pasajes son: personas que han decidido hacer uso de la libertad de su soltería por el bien del Reino y personas que han estado casadas durante décadas.

Si estás pensando, «Este tipo simplemente no ha sentido lo que es estar ‘enamorado’ y por eso puede decir esto», confía en mí. Tengo problemas con el término «enamorado», pero ciertamente sé cómo se siente estar enganchado de otra persona. Por mi experiencia, esta respuesta proviene de personas que están en una relación de noviazgo o que han estado casadas durante menos de 10 años.

Matrimonio

Lo único que se dice en respuesta a estos versículos con lo que tengo problemas es el desinterés, «Escucha, estar casado ha sido el acto más desinteresado en el que me he involucrado». Entiendo el sacrificio de tiempo y voluntad asociado con estar en cualquier relación, pero la verdadera pregunta no es si estamos sacrificando, sino por qué estamos sacrificando. Con esto, volveremos a 1 Corintios y a lo que parece ser la razón fundamental de esta conversación. Los versículos 32 al 35 dicen:

“Quiero que estén libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su esposa, y está dividido. La mujer soltera, y también la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, para ser santa en cuerpo y en espíritu; pero la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su esposo. Digo esto para su propio bien, no para ponerles restricciones, sino para que vivan con decoro y plenamente dedicados al Señor.”

Este pasaje tiene implicaciones mucho más amplias que el matrimonio. Para mí, esta es la base de cualquier decisión que tomamos en nuestras vidas. Hay muchas razones por las que decidimos hacer las cosas que hacemos: disfrute, comodidad, miedo, satisfacción. Pero lo que he llegado a ver es que cuando me enfoco en buscar las cosas de Dios (lo cual sé que no es todo el tiempo, pero oro para que sea en cantidades cada vez mayores), cada decisión que tomo se basa en los cuatro versículos anteriores. Mi deseo es apartar mi enfoque de mí mismo y dirigirlo hacia las cosas que Dios está haciendo para avanzar su Reino en la tierra.

Después de los Evangelios, llegamos al libro de los Hechos, que muestra a los apóstoles movilizados para la obra del Reino. No son personas caracterizadas por una vida normal de establecerse. Son personas que están avanzando activamente en el amor de Dios. De eso se trata todo esto. Tanto Jesús como Pablo, al hablar sobre el matrimonio, lo tratan como una segunda opción, no como el estándar de vida. Pero para la mayoría de nosotros, es una indulgencia aceptable y no cuestionada que resulta en una vida cada vez más dividida.

La increíble banda Elbow resume bien nuestra actitud sobre el matrimonio cuando cantan:
«Tengo una audiencia con el papa/
Y estoy salvando al mundo a las ocho/
Pero si ella dice que me necesita,
y ella dice que me necesita/
Todos tendrán que esperar«.

Pero mira la pasión de Pablo en 2 Corintios 11:2: «Porque estoy celoso de ustedes con celos de Dios. Les he prometido a un solo esposo, a Cristo, presentarles como una virgen pura«.

Conclusión

Dios desea cada parte de ti y de mí. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de abordar este tema, no importa lo difícil que sea. Antes de considerar una relación romántica, debemos comenzar aquí y escuchar la voz de Dios para que nos dirija y fortalezca en nuestra búsqueda. Debemos recuperar el coraje para apoyarnos en la sólida base de Cristo y considerar seriamente las palabras de la Escritura. Tendremos que huir del miedo a la soledad y de la atracción de la comodidad, y preguntarle a Dios si hay planes más grandes para nuestras vidas que los que hemos creado para nosotros mismos.

 
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